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jueves, 3 de julio de 2014

Bewaarder




                                                                   Capitulo 7

Nada mas amanecer unos ruidos extraños en la habitación despertaron a Leah, pudo sentir que Phaul todavía dormía a su lado abrazándola por la espalda, tuvo un momento extremo de tensión, si no era Phaul quien estaba trasteando ¿Quién narices era? Se dio la vuelta lo más rápido que pudo para encarar al intruso.
Lo que vio la dejo congelada por un segundo, un chico rubio de ojos color miel los miraba con sorpresa mientras dejaba caer su maleta al suelo.
Erik Jacob acababa de llegar.
El mayor grano en el culo que haya existido jamás acababa de hacer su aparición.

  • Joder chicos, veo que no perdéis el tiempo, ¿puedo meterme yo también en la cama?- dijo con una sonrisa arrogante y llena de promesas sexuales, ¿Cuántas mujeres habrán caído en las garras del dios rubio?
  • Ni en tus sueños – le contestó Leah con la voz pastosa. Phaul ni siquiera se había despertado. Ella se incorporó y le azuzó en el hombro, éste abrió los ojos y rápidamente enfocó a Erik.
  • El rey de la arrogancia acaba de llegar, que bueno verte, ahora si me dejas, voy a seguir durmiendo que estoy muy agustito – dijo Phaul.
  • Me temo que no, el Sig-Gum quiere vernos en el salón en media hora – dijo Erik sin apartar sus ojos de Leah – es bueno verte Leah, estas muy guapa, ¿sigues enamorada de mi? – lo mas que pudo hacer ella fue no mearse en la cama de risa, Erik la fulmino con la mirada y Phaul se unió a su diversión.
  • No has cambiado nada, sigues pensando que las chicas besan el suelo que pisas, bueno, pues aquí tienes una que escupe el suelo que vas a pisar – le dijo mientras saltaba fuera de la cama. Phaul se teletransportó desde la cama a algún sitio, seguramente al baño y Leah rebusco en su maleta algo de ropa mientras Erik deshacía su equipaje y colocaba sus prendas en el armario. Después de veinte minutos todos estaban listos y preparados en el salón, Leah todavía se estaba terminando el café cuando su abuelo, el Sig-Gum o maestre de la comunidad entro en la sala.
  • Tomar asiento chicos, esto es una reunión informal – dijo Lein mientras se sentaba en su butacón, el resto de ellos le imitaron y se sentaron en los dos sofás del salón – el inframundo se está moviendo, tenemos alguna información que hay que confirmar, pero podemos asegurar que las criaturas que residen en la tierra están intentando liberar a Ereshkigal, los demonios y los anakims se están reagrupando, ahora que vuestras marcas no brillan, podréis comenzar a investigar lo que están tramando y mezclaros con la gente, por el momento se están concentrando en Irlanda y aquí en Escocia, debéis salir a recabar toda la información que podáis – el abuelo de Leah la miró con pena en los ojos – tenias razón Leah, son las criaturas oscuras las que han estado raptando a tantos niños, los quieren para hacer un sacrificio a su Diosa, si alguno de esos niños es la llave de la celda, y derraman su sangre en los tres puntos exactos de la prisión, estamos perdidos, no solo saldrá Ereshkigal, sino que también lo harán sus demonios y secuaces más peligrosos, no podemos dejar que esto suceda. De ahora en adelante lo dejo en vuestras manos, si necesitáis algún consejo o una guía, contar conmigo, pero el resto corre por vuestra cuenta, yo por el momento, os aconsejaría que trazarais un plan.
  • Lo haremos – dijeron todos más o menos al mismo tiempo.
  • También os quiero presentar a alguien que os será de mucha ayuda y que intentara trabajar con vosotros codo con codo, Alan, puedes pasar – invitó Lein. Cuando la figura de Alan entro en el salón todos sintieron un pequeño entumecimiento en el estomago, e instintivamente se pusieron en posición de defensa – chicos este es Alan Brown, y si, es un anakim.

El estomago de Leah dio mil vueltas, y esa vez no fue a causa del sexto sentido que tenia para sentir a las criaturas oscuras, Alan era un chico precioso, le sacaba aproximadamente una cabeza, era fuerte y aparentaba veinticinco años humanos, su pelo negro corto contrastaba de manera exótica con sus ojos azules y su tez pálida. No era un hombre sumiso ni intimidable, los miro a todos sin una pizca de miedo y con una arrogancia similar a la de Erik, pero en ese caso, su engreimiento estaba más que justificado, no es que Erik no fuera un bombón, pero es que este anakim era un bombón suizo de los mejorcitos…
Erik y Phaul se dieron cuenta de que Alan y Leah se miraban fijamente un tanto desconcertados ¿Estaría sintiendo él lo mismo que ella?

Alan se quedo pasmado con una de las bewaarder, era igual que una antigua… amiga que había tenido, pero eso no fue lo que le sorprendió, lo que más le asustó fue la fuerte reacción de su cuerpo, la deseaba con locura. Tuvo que reprimir un gruñido posesivo y lucho con todas sus fuerzas para que sus ojos y sus colmillos no delataran sus sentimientos hacia esa mujer. Ella era bella como la que más y tenía un aura excitante y mística.

La química y la lujuria era más que visible en el ambiente. Leah rompió sus pensamientos cuando se acordó de que Hank también estaba en la habitación, lo miró de reojo y pudo ver la angustia y la desaprobación en su rostro. Estaba totalmente prohibido tocar a una criatura oscura de cualquier forma que no fuera luchando a muerte, en la comunidad tener sexo o cualquier tipo de relación con los chupa-vidas se consideraba igual o peor de denigrante que asesinar a un niño.

  • Bueno, espero que trabajéis juntos sin problemas, él nos va a ser de mucha ayuda – dijo su abuelo.

Después de que Alan y Lein se marcharan y los dejaran solos a los cinco, empezaron a trazar un plan para poder conseguir alguna información de importancia para la misión. Nadie comentó las extrañas miradas que se habían lanzado Leah y Alan, todos pensaron que era mejor dejarlo correr, al menos por el momento.
Esa misma noche Phaul los teletransportaria a Irlanda para que visitaran los pubs y recorrieran las calles en busca de demonios.
La mayoría de los bewaarder pasaron parte de la mañana y la tarde visitando el pueblo, Hank, Phaul y Erik fueron al jardín de entrenamiento a dar unos cuantos golpes, Selena se marcho a visitar a su familia que todavía vivía en Ullion.
Leah estuvo paseando por uno de los prados cercanos al gran acantilado, se sentó sobre un roca y se pasó un buen rato observando el mar, nunca se cansaba de mirarlo y esa parte de Escocia era magnifica para hacerlo, la temperatura era baja para ser verano, pero se estaba muy a gusto, no era el frio horrible de las highlands en invierno ni el calor sofocante de Sevilla en verano, era una temperatura fresca pero agradable.
Al cabo de un tiempo noto que no estaba sola, justo un momento antes de sentir que su nuevo acompañante era el anakim de antes. Se dio la vuelta con rapidez y observo a Alan acercarse a paso humano hacia él acantilado. Una vez estuvo frente a ella, la sonrió, ¡por los dioses!, tenía una sonrisa hermosa.

  • Esto es precioso ¿verdad? – la preguntó apartando sus ojos de los de ella y perdiendo su mirada en el lejano horizonte.
  • Si, solía venir aquí cuando era niña, me pasaba horas sentada mirando el mar – le contó ella mientras se daba la vuelta otra vez para mirar el acantilado.
  • Me recuerdas mucho a una joven que conocí hace bastante tiempo, si no fuera por el color de los ojos y el del cabello, serias exactamente igual que ella – ese comentario la confundió, Alan pudo sentir como la melancolía se adueñaba de la bella chica, Leah, así era como la había llamado el viejo druida.
  • Mi madre decía lo mismo, dice que soy igual que mi bisabuela, ella era morena y tenía los ojos negros – le dijo mientras le miraba. Él dio un respingo al escuchar sus palabras, Eleonor era tal y como la había descrito ella, ¿podía él haber conocido a su bisabuela? Era más que probable, aunque Leah emanaba más fuerza que la otra mujer, se había sentido muy atraído por Eleonor, había sido la única persona que nunca le había mirado con miedo, que le miraba como si le conociese, cuando desapareció, él paso los siguientes cuatro años buscándola, pero nunca la encontró, al parecer la mujer se había debido refugiar en Ullion y por eso no había podido dar con ella.
  • ¿Cómo se llamaba tu bisabuela? – le preguntó él curioso y… ¿entristecido? Pensó Leah.
  • Eleonor – contestó ella.
  • Así que se caso… - dijo mas para él mismo que a ella.

¿Podría haber estado el anakim enamorado de su bisabuela? ¿O simplemente habían sido amigos? Se preguntó ella, cada vez mas confundida.

  • ¿La conocías? – le preguntó intrigada, un ramalazo de celos recorrió su cuerpo ¿Por qué estaba celosa?, él es mío le gritó su subconsciente ¿de dónde venía ese deseo y esa posesividad? Leah comenzaba a asustarse, nunca había sentido una atracción tan fuerte por ningún hombre, ni siquiera por el misterioso Nyhan.
  • Eso parece – dijo él mientras zanjaba el tema y daba dos pasos hacia el acantilado, no era una manera muy sutil de terminar esa conversación, pero Leah no estaba segura de si quería saber más sobre ello. Las relaciones entre las criaturas oscuras y los miembros de la comunidad estaban prohibidas.
  • Sé que no estáis muy cómodos teniéndome aquí, pero no pienso dejarme intimidar, espero que eso os quede claro, a mí tampoco me gustáis – le dijo Alan enfrentando su mirada, después del tenso silencio que se había instalado entre ellos.
  • ¿Y por qué nos ayudas? – le preguntó sorprendida y algo molesta, por alguna razón que no llegaba a entender, él si le gustaba a ella, y no solo como un aliado.
  • Me gustan los humanos y no quiero que Ereshkigal se libere y los domine a todos – contestó. Sus miradas seguían conectadas como si no pudieran evitarlo. Leah no sabía que decirle, no sabía cómo comportarse con un anakim, desde niña le habían enseñado a odiarlos y a matarlos, no estaba para nada acostumbrada a conversar con ellos.
  • Eso nos convierte en aliados – le dijo apartando sus ojos de su hipnotizante mirada azul.
  • No te cruces en mi camino, no voy a ser vuestro amigo ni vuestra mascota – dijo él a la defensiva. No sabía porque le había dicho eso, solo sabía que la tenía que mantener apartada de él, no podía permitirse el lujo de enamorarse o encapricharse de alguien como ella.
  • Yo no he dicho ni he pensado tal cosa – por mucho que intentara esconder la verdad no podía hacerlo, él había sentido lo mismo que ella cuando se habían conocido y estaba asustado por esos extraños sentimientos, por esa inusual conexión, Alan intentaba poner distancia entre ellos comportándose de esa manera tan hosca, ella sabía que era lo mejor que podían hacer así que, le siguió el juego. Leah se dio la vuelta y sin volverle a mirar se marchó hacia el pueblo, antes de pudiera alcanzar la primera fila de casa Erik salió a su encuentro.
  • ¿Qué coño haces con él? – le preguntó mientras le franqueaba el paso y cruzaba sus brazos sobre el pecho, había rencor y celos en esa mirada ¿celos? Esto no tenía ningún sentido para ella.
  • A ti no te importa lo que haga o deje de hacer – le dijo enojada - ¿me estas vigilando? – le preguntó cruzándose de brazos.
  • No, no te estoy vigilando, simplemente pasé por aquí y te vi con el chupa-vidas, mantente alejada de él – dijo mientras se daba la vuelta y se marchaba por el camino que conducía al jardín de entrenamiento. ¿Es que ella no entendía nada? ¿No sabía lo mucho que la deseaba? Pensó Erik mientras caminaba hacia el jardín, jamás dejaría que ese vampiro de mierda la pusiera una mano encima, ¿Qué se creían, que él no se había dado cuenta de cómo el anakim miraba a Leah?

Al anochecer los cinco bewaarder se reunieron en el salón de la casa de Lein. Todos estaban arreglados como si fueran a ir de bares, y así era, aunque no tenían en mente divertirse, su prioridad era recabar información.
Antes de que Phaul los transportara a Dublín, ciudad donde según los informantes, se estaban reuniendo todas las criaturas oscuras, el abuelo de Leah y Alan entraron en la casa. Todos los miraron confundidos y los compañeros de Leah no pudieron evitar lanzar miradas de desprecio al anakim, algo que realmente la molestó.

  • Sois impares y esta noche necesitáis dividiros, él ira con vosotros – dijo su abuelo antes de que nadie preguntara. Erik y Hank fueron a protestar pero Lein los interrumpió organizando las parejas – en vista de que vuestro desprecio a nuestro aliado es tangible en el aire, me veo obligado a dirigiros en esta misión, Hank, tu iras con Selene, Erik y Phaul iréis juntos, y tú, Leah, iras con Alan.

Alan se alegro de manera nada propia en él, deseaba pasar tiempo junto a la muchacha, una parte de él le obligaba a que se alejara de ella, pero otra parte que no sabía ni que tenia le empujaba hacia la joven.

  • !No! - gritó Erik sobresaltándolos a todos. ¿El rubito era su novio? Se preguntó Alan, una ola de celos y rabia le recorrió el cuerpo, sus ojos brillaron rojos por unos segundos hasta que pudo volver a controlar sus emociones.
  • ¿Cuál es tu problema Jacob? – preguntó Lein. Normalmente no solía dirigirse a nadie utilizando el apellido, pero cuando lo hacía daba a entender que estaba enojado, Erik muy sabiamente bajo su tono de voz antes de responder al druida.
  • Yo iré con Leah – le dijo enfrentando su mirada.
  • No, ella es la única que ha mostrado algo de respeto a Alan, esta noche será su pareja de batalla, y no hay más que hablar, Phaul traspórtalos a todos ahora, no hay tiempo que perder.

Phaul hizo lo que el Sig-Gum le había ordenado, no era tan estúpido como para no acatar de inmediato las ordenes del maestre druida, sus leyes era muy arcaicas y aunque a Leah le doliera reconocerlo, eran muy efectivas. La traición suponía la muerte, la desobediencia suponía la muerte y la deshonra también suponía perder la vida, a través de la historia de la comunidad, algunos hombres y mujeres se habían mezclado en relaciones sentimentales con nuestros enemigos o les habían pasado información valiosa, sentenciándose así a una muerte segura. Cuatro de los siete grupos que formaban la comunidad; Brujas, druidas, cazadores y Vicarius tenían el deber y la obligación moral de perseguir y ejecutar a los traidores.

Como era lógico, no sucedían demasiados casos de esos.

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