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martes, 22 de julio de 2014

Quimera




Capitulo 16




No abrí la boca en el trayecto desde que club hasta que llegamos al apartamento de Nathan. El vampiro respetó mi silencio y yo le aguanté hasta el final.
No sabía muy bien como aclarar mis ideas y como tratar con todo aquello y ahora después de conocer al hermano de Nathan estaba mucho más asustada de recordar aquel fatídico año que faltaba de mi cabeza.
Yo debí de haber sido la culpable de algo, Alaric no parecía tenerme en mucha estima.

  • ¿Quien es ella? - pregunté al ver en la habitación de invitados una foto de una preciosa mujer rubia con los mismos ojos verdes que Nathan.
  • Mi madre – dijo él con melancolía.
  • ¿Dónde esta ella? - pregunté.
  • Falleció, al igual que mi padre, digamos que soy huérfano – explicó mientras dejaba mi mochila sobre una cama que era el doble que la de mi loft.
  • Lo siento... pero ¿al ser vampiros no sois inmortales? - la pregunta se escapó de mis labios antes de que pudiera retenerla allí.
  • Si, los vampiros solo mueren por dos cosas, o porque no quieran detener el envejecimiento y quieran vivir como casi humanos, de esa manera pueden morir en un accidente de trafico o en cualquier tipo de accidente mortal. La otra forma que tiene un vampiro de morir es siendo asesinados, mi padre murió en un redada con unos cazadores poco antes de que yo cumpliera tres años y mi madre falleció también a manos de unos demonios, todo es una larga historia – dijo sentándose junto a mi en la cama - ¿Sabes? Recuerdo esa mochila – comentó señalando con la cabeza mi raída mochila universitaria.
  • ¿De que nos conocemos? - pregunté intrigada.
  • Tienes que recordarlo tu sola, yo no puedo contártelo, porque no seria real, tienes que ser tú misma la que recuerde todo – machacó insistente.
  • Tengo miedo de que no me guste lo que voy a recordar – reconocí enfrentando sus ojos. Me quité los zapatos y me senté sobre la cama en posición de loto, una manía que la tía Mary me había pegado.
  • Hay muchas cosas que no te gustaran y sé que vas a sufrir, pero mi madre siempre decía que vivir en la ignorancia era de cobardes y que salir adelante sabiendo todo era ser valiente – me dijo con una tierna sonrisa ladeada.
  • Me hubiera caído muy bien tu madre, era una mujer sabía – reconocí pensando muy bien la frase y anotándola mentalmente para recordarla en el momento en el que Nathan me hiciera recordar.
  • Sé que tú a ella también – afirmó con rotundidad – bueno... voy a dormir y tú deberías hacer lo mismo mañana va a ser un día largo – dijo con una mueca de disgusto.
  • No he traído pijama... - dije más para mi misma que a él. ¿Dónde estaba mi cabeza cuando metí la ropa en la mochila?estaba intentando darme prisa para que el vampiro y el demonio no se matasen, me contesté justificando así mi falta de concentración.
  • Toma ponte esto mismo – dijo él levantándose y cogiendo una camisa que estaba en una percha – la ha planchado hoy Tanya, aquí no tengo muchas más cosas que te puedas poner, los pijamas de Violet son demasiado...cortos, ya sabes esa nueva moda... - se estaba ruborizando y me pareció de lo más divertido.
  • ¿Dónde esta ella? - pregunté. No me había dado cuenta, ni si quiera sabía si vivía allí con Alaric o solo.
  • Ellos viven en New jersey, mi madre les dejo la casa grande a ellos – me explicó Nathan mientras se marchaba.
  • Duerme bien, a las ocho vendrá el demonio – dijo con rabia en la voz.
  • Descansa tú también – me despedí mientras desabrochaba los botones de la camisa. Escuché como cerraba la puerta en el mismo momento en el que reparé en la etiqueta de la camisa. Calvin Klein. Genial, iba a dormir con una camisa de firma, recién planchada... me parecía un sacrilegio, pero olía tan bien y se sentía tan suave que no lo pensé más veces.


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