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miércoles, 9 de julio de 2014

Bewaarder



                                                           

                                           Capitulo 15



  • ¿Tenéis la maldita daga? – preguntó Leah mientras subía a toda prisa al carruaje.
  • ¡Si! – exclamó Erik enseñándole una pequeña caja de madera.
  • Será mejor que salgamos de aquí cuento antes y regresemos a casa, tenemos que destruir esto antes de que será demasiado tarde y Guillermo nos encuentre – dijo Nergal mientras se acomodaba en el asiento junto a Leah.
  • Si, es mejor que regresemos – estuvo de acuerdo Jezabel que dio un golpe a la pared del carruaje para que emprendiera la marcha.

No tardaron mucho en llegar a la mansión, Erik no soltaba la caja y miraba a su alrededor esperando algún tipo de emboscada.

  • ¿Qué te ocurre? – le preguntó Leah preocupada.
  • ¿No crees que esto ha sido demasiado fácil? – dijo éste enfrentando sus ojos.
  • Sí, pero tienes que tener en cuenta que ha sido una suerte que no nos encontráramos con el Guillermo del futuro, él si hubiese sospechado de nosotros, pero el de esta época es mucho mas confiado – reflexionó Leah.
  • Eso no es cierto – interrumpió Nergal – tu has bailado con el Guillermo del futuro – explicó mientras entraban en la casa y Jezabel lanzaba hechizos de protección
  • ¿Qué? – ladraron los dos bewaarder fulminando al Dios del inframundo con la mirada.
  • ¿Cambia eso alguna cosa? – preguntó éste indiferente mientras tomaba asiento en el sofá del salón.
  • Si… no… bueno, no estoy segura, pero tienes que compartir esas cosas con nosotros, somos compañeros ¿no? – balbuceó Leah reteniéndose al máximo para no arrancarle la cabeza.
  • Tu y yo somos mucho mas que compañeros… ¿no te acuerdas de nuestra magnifica noche juntos? – soltó Nergal de sopetón.
  • ¿Qué? ¿Qué demonios significa eso? ¿te has acostado con él? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? – Erik se subía por la paredes y se echaba las manos a la cabeza.
  • Ya lo has oído, nos acostamos juntos, y contestando a tus preguntas, fue hace un año en Chicago, ya sabes como se hace eso, pero también puedo explicártelo y lo hizo porque yo la ponía cachonda – explicó Nergal.

Leah no lo pensó dos veces y sin mediar palabra atravesó el salón de varias zancadas y le cruzo la cara, seguramente para el Dios supremo del inframundo era la primera vez que alguien le abofeteaba. Nergal se quedo tan sorprendido que no fue capaz de reaccionar.

  • Jamás pienses que volverá a suceder algo como eso, en cuanto llegue a mi presente voy a casarme y los votos druidas no se pueden romper y deben ser respetados por todos, incluso por los dioses – dijo Leah. La mirada que de dedicaba a Nergal era fría y contenía toda la ira y la desesperación de su cuerpo. No sabía como, pero ella iba a casarse con Alan costase lo que costase.
  • ¿Con quién? – preguntaron los dos hombres sorprendidos.

Leah no contesto, un flash atravesó su cabeza dejándola casi sin aliento, Alan no era humano, jamás aceptarían su unión, pero si hubiera una forma de hacerlo humano, nadie podría interponerse entre ellos. La daga.
La leyenda cuenta que la daga quita la inmortalidad a los anakims, ella conseguiría llevarla al futuro para matar a Guillermo y darle la libertad a Alan. La promesa a la Diosa. Esas palabras flotaron por su mente como un rayo, Leah no podía trasportar la daga al futuro.

  • ¿Estáis listos para destruirla? – preguntó Jezabel reuniéndose con ellos en el salón.
  • Si – dijo Erik sacando la caja de madera, pero antes de que pudiera hacer nada, Jezabel le detuvo.
  • Solo una mujer puede destruir la daga, los varones no tenéis ese poder – explicó la bruja.
  • Yo lo haré – dijo Leah inmediatamente.

Todo sucedió muy deprisa, Leah lanzó a todos un hechizo aturdidor de los que había aprendido en el diario de Jezabel y saco la pequeña daga envuelta en un paño azul de la caja, conjuro una copia exacta del bulto y la puso dentro.
Nadie se había dado cuenta de lo que había pasado y cuando el hechizo de confusión se disipó, Leah destruyo la daga falsa frente a todos, que gracias al cielo, quedaron satisfechos.

Cuando todo pasó los chicos decidieron irse a la cama, Leah tenía ganas de quitarse el vestido, pero espero en el salón junto con Jezabel hasta que se hubieron dormido.

  • Extimilion ordus – dijo Jezabel de golpe y porrazo – ¿por qué has cambiado las dagas? – preguntó después mientras tomaba un sorbo de té.
  • ¿C-Como lo sabes? – tartamudeó Leah bajando la voz.
  • Puedes hablar tranquilamente, el hechizo es para insonorizar la estancia, no nos van a escuchar – explicó Jezabel con una tranquilidad pasmosa.
  • Yo… bueno… estoy enamorada y necesito la daga – Confesó Leah, después le contó toda la historia entre Alan y ella.
  • Vaya… es muy romántico – dijo Jezabel cuando Leah terminó de explicarse – yo te ayudaré, puedo lanzar algún hechizo que interfiera con los poderes de la Diosa y te deje trasportar la daga al futuro – pensó Jezabel en voz alta.
  • Imposible, es imposible engañar a los dioses – reconoció Leah mientras se echaba las manos a la cabeza y gruñía desesperada. Una gran idea cruzo por su cabeza en ese momento – ¡Tu puedes ayudarme! – Gritó poniéndose de pie de un salto – tú la esconderás en un sitio seguro y yo la encontrare en el futuro… la escocerás junto a tu diario – una sensación extraña recorrió la espalda de Leah, un salvaje presentimiento la arrasó con un escalofrió. Rápidamente saco el bulto azul de su corsé y lo desenvolvió desesperada. Allí en su mano estaba la famosa y poderosa daga.
  • ¡Por todos los dioses! – dijo Leah mientras se tapaba la boca para sofocar un grito. Era la misma daga que estaba junto a los estiletes y demás baratijas que había encontrado junto a diario en la biblioteca de su abuelo – esto paso igual, yo la encontré en el futuro junto a tu diario, toma – le dijo a Jezabel que la miraba con preocupación mientras le tendía la afilada daga – tienes que coger esta daga y tu diario y esconderlo… - una luz cegadora la detuvo, reconocía esa sensación, la Diosa los estaba transportando de regresó. Leah tenía que darse prisa – escóndelos en la biblioteca de Ullion, debajo de…


No dio tiempo a nada mas, con un último destello, Leah, Erik y Nergal que estaba plácidamente dormidos, fueron trasportados de regreso a su presente. 

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