Capitulo 3
Después de la comida que a ambos nos
constó digerir fuimos directamente hacia casa, mi padre llamó a
Mary para que nos esperara en el salón de casa con unas cuantas
tilas y cafés preparados, habíamos quedado en reunirnos para que me
explicaran todo ya que el restaurante no era sitio para hacerlo.
Blake me abrió la puerta de mi propia
casa, la casa en la que había vivido engañada toda la vida.
El perfume a Pachuli de Mary me dio la
bienvenida a mi hogar. Ese aroma siempre me había resultado
confortable y seguro.
Los ojos dorados de mi mejor amigo me
escrutaron durante unos segundos antes de apartarse para dejarme
entrar, su expresión era extraña, pocas veces le había visto tan
preocupado como en ese momento.
- Nena, ya era hora de que quisieras ver – me dijo sin mas. No había nadie que me conociera como Blake y él sabía tan bien como yo que la mayoría de las veces había sido mi culpa seguir creyendo en las mentiras de mi padre. Era algo semejante a cuando te enterabas de que los padres eran papa Noel, pero preferías ignorarlo para evitar afrontarlo.
- Cállate y explicármelo todo con pelos y señales – les dije nerviosa. Siempre había pensado que yo era alguien especial, pero siempre había pensado en algo parecido a una heroína, a un semidiós griego, pero jamas se me había pasado por la cabeza que era un demonio, ni más ni menos que un demonio sin cola ni cuernos, pero básicamente y en esencia era una criatura del mal...
- Ven aquí preciosa – me dijo la tía Mary dándome un abrazo. Mis lagrimas amenazaban en mis ojos con derramarse y las intenté aguantar lo máximo posible, realmente no sabía si seria capaz de pararlas después de dejarlas regar mi rostro libremente.
- Toma una taza de té y siéntate, te lo voy a explicar todo – me dijo mi padre haciendo lo propio con un tanque de café que Mary había preparado.
Durante la siguiente hora mi padre me
explicó poco a poco toda mi vida.
Mi madre era una poderosa demonio
vengadora, jamas amó a mi padre y él se cortó las alas por ella,
dejo de ser un ángel y se convirtió en un ángel caído para poder
estar a su lado, ella le traicionó pero cuando él se enteró de que
ella estaba encinta la buscó por todos los sitios hasta que dio con
ella.
Mary le conoció mientras espiaba a mi
madre a través de una ventana en un callejón.
Los hijos híbridos entre demonios y
ángeles no solían sobrevivir. Mary era la matrona de aquellas
criaturas y se encargaba de deshacerse de los cadáveres.
El día que mi madre me dio a luz, yo
sobreviví para asombro de la tía Mary quien sabiendo la suerte que
alguien como yo correría viviendo en aquel mundo, ocultó mi
supervivencia a todos incluida mi madre, me secuestró y me entregó
a mi padre con a penas unas horas de vida.
Ambos se encargaron de falsificar un
certificado de nacimiento y demás papeles para encubrir mi
ascendencia demoníaca.
Blake quien era tan solo un niño de
cinco años por aquel entonces era la unión entre un ángel y Mary,
una bruja, y él no había renunciado a su ascendencia, de hecho el
era lo que se llamaba un cazador, había sido entrenado para cazar
vampiros y demonios.
Mi tía Mary y mi padre renunciaron a
ese mundo y a sus poderes, para vivir bien camuflados entre los
humanos.
Según las historias al parecer solo
una serie de mezclas era denominadas quimeras, no era el caso de
Blake, pero si el mio.
Tampoco sabían que tipo de criatura
era y si tenía o no algún papel importante dentro de la sociedad
demoníaca...
Toda aquella información había sido
robada poco a poco por Mary mientras había estado trabajando para
ellos.
Al parecer había una jerarquía entre
los demonios.
Existían los demonios puros, cada uno
especializado en uno de los siete pecados capitales, luego estaban
los demonios menores que eran la mezcla entre demonios.
Existían también los vampiros, que a
diferencia de los cuentos estos si eran capaces de procrear.
Luego también estaban los ángeles,
los faes y los hombres lobo.
Al parecer el fruto de la unión de un
ángel y una bruja daba lugar a un cazador, alguien como Blake.
De la unión de un Vampiro con un
humano daba lugar a un Dhampir o mediador, que se encargaba de
mantener a raya a los demonios o demás criaturas oscuras que se
pasaran de la raya, a parte como no, de enfrentarse con los
cazadores.
Y solo existían dos tipos de quimeras,
una era la unión de los demonios con los ángeles, descendencia que
no solían sobrevivir, puesto que los dos perfiles de ADN eran
predominantes y luchaban en el cuerpo del recién nacido matándole a
los pocos minutos de nacer.
Luego estaban las quimeras creadas por
un fae y un demonio, que supuestamente tampoco sobrevivían, pero era
posible que igual que yo estaba allí, vivita y coleando hubiera
alguna quimera de ese tipo.
Todo aquello era bastante complicado de
ingerir.
De hecho el café no era suficiente y
me fui derecha hacia el armario donde mi padre escondía el buen
whisky. Sin decir ni una sola palabra me serví un buen copazo que
bebí de dos tragos.
La casa estaba en silencio, un silencio
que ansiaba ser rompido, pero que solo yo era capaz de romper.
- Esta bien, Mary tú eres una bruja, papa eres un ángel caído, ¿Se puede saber que edad tienes realmente? No, no, mejor no me lo digas y tú Blake... tú eres un cazador... - repetí todo lo que había escuchado, tome nota mental para la próxima vez que sucediera algo así, pusiera la grabadora del móvil a funcionar.
- Nena... yo no... se que debería habértelo dicho – se excusó mi mejor amigo.
- Olvídalo... es solo que sabía que yo era un bicho raro, pero joder hasta ese punto no me lo esperaba... mierda si es que puedo ser la única en mi especie, ¿eso me deja dentro de las especies en peligro de extinción?... - yo era siempre muy melodramática, pero es que esa situación era surrealista y merecía mucho más dramatismo del que expresaba.
- Algo así – dijo Blake divertido – ahora dime quien te ha dicho que no eras humana – exigió el que reconocí como el cazador que llevaba dentro. Sus ojos dorados se estrecharon escrutándome.
- Jamas he podido ver cuando todos mentíais – grite nerviosa. Mis poderes nunca habían funcionado con ellos y siempre lo había achacado a algo más superficial, del tipo que no se activaban con la familia.
- No los puedes utilizar contra ningún subnature – explicó Mary.
- ¿Cómo puedo distinguir a los subnature? - les pregunté.
- Eso pequeña es imposible, solo los cazadores y los shinigamis somos capaces de diferenciarnos a todos – explico bravucón Blake.
- ¿Cómo puedo protegerme? - pregunté
- No hace falta que te protejas, yo y Blake lo haremos siempre – dijo mi padre levantándose del sofá.
- Desaparecí un año entero mientras me estabais protegiendo, así que dejarme que lo dude, necesito saber cosas de los subnatures o como se llamen para poder saber que es lo que hay pululando por el mundo y como escaparme de ellos si llega el caso, porque no vais a estar siguiéndome ahora vaya donde vaya, lo siento pero no pienso permitir eso – aclaré alzando las manos y fulminándolos con la mirada.
- Dinos quien te ha descubierto – insistió Blake.
- Nadie, me lo inventé para ver la reacción de papa – mentí. No sabía por qué no quería implicar al detective Cole, ni siquiera sabía que tipo de criatura era, podía ser de los buenos... o bueno, de los míos. ¿Cuales eran los buenos? Si yo era mitad demonio no me consideraba mala, pero si él era un ángel ¿Seria yo para él uno de los malos? Si era un cazador, ¿no seria yo una presa? ¿Serian los demonios y vampiros los buenos en mi caso?
Me iba a volver loca y no podía
permitirme ese lujo, de ninguna manera, tenía que trabajar y no
podía perder mucho más tiempo dando le vueltas a algo a lo que no
encontraría solución esa tarde.
- Tengo que trabajar – les dije a todos – Blake pásate por mi apartamento esta noche sobre las diez que necesito hablar contigo.
- Hecho, allí estaré – me dijo mirando de reojo a mi padre. Ni Mary ni él eran tontos, ambos sabían que había sucedido algo entre nosotros. No había sido nada serio, como a nuestros padres les hubiera gustado, solo nos habíamos acostado una vez cuando ambos eramos adolescentes, había sido mi primer amor y con él había sido mi primera vez y por el momento seguía siento la ultima. No había tenido mucho tiempo de buscar amoríos.
Eran las siete de la tarde cuando
llegué a mi apartamento, un apartamento que había sido registrado
de arriba abajo.
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