“Recuerdos
del Pasado”
Idris
Había
sido un día difícil, eran como las cuatro de la madrugada según mi
reloj y la temperatura seguía cayendo empicado en pleno mes de
julio. Me metí en el saco improvisado que habían hecho los
tortolitos y me dispuse a dormir, el aroma de Idris inundaba las
fibras de la manta y fue incluso más placentero que el calor que me
embargo.
Me
dispuse a dormir, pero no podía dejar de pensar en lo que nos
esperaba, a mi me habían entrenado para la lucha y para este nuevo
mundo, pero la familia de ella no había tenido ni idea de lo que la
esperaba y estaba completamente expuesta, parecía que su novio tenia
entrenamiento militar y eso nos iba a venir mejor de lo que pensaba.
Recuerdo
cuando mi tío me dijo que había sido Idris la elegida, hacia ya más
de nueve años que no la había vuelto a ver, justo después de dejar
el instituto. Nunca nos habíamos llevado bien,más bien nos habíamos
odiado desde la guardería, era una llorona y una insufrible niña
soñadora, no había sido una persona muy sociable, siempre estaba
leyendo libros de príncipes y princesas, luego cuando entramos al
instituto todo lo que hacia era leer sobre vampiros, hombres lobo y
todo tipo de literatura fantástica, había cambiado más de lo que
pensaba, ahora parecía una chica más sociable aunque el odio mutuo
que sentíamos seguía igual que el primer día. ¿Por qué nos
desagradábamos tanto? Estaba claro que su familia y la mía
destilaban amargura, odio y rencor, pero lo nuestro era diferente,
nuestro desprecio mutuo lo habíamos forjado nosotros mismos,
habíamos hecho crecer la semilla del odio que nuestras familias
habían plantado dentro de nosotros, mucho más que el resto de mis
hermanos, con quienes sus hermanos también habían ido al colegio y
simplemente no se habían dirigido la palabra, por lo que la relación
que los unía era simplemente el desprecio mutuo y la indiferencia.
Antes
de que mis ojos se cerraran escuche a Erik hacerle una pregunta que
yo jamas me hubiera atrevido a hacerle.
- ¿Qué problema tienes con él? - le preguntó.
- Me hizo la vida imposible en la guardería, el colegio y el instituto, siempre con bromas de mal gusto, tirones de coletas y lo peor de todo, destrozó mi autoestima en el baile de décimo curso del colegio. El vestido que me compro mi madre no era muy bonito, pero había muchos peores y él se tuvo que fijar en el mio y lo dijo delante de todo el mundo... – No me lo podía creer, me seguía guardando rencor por aquella estupidez, fui un poco cabrón, pero la verdad es que no pensé que todo el mundo se fuera a reír de ella y la insultara. Recordaba ese vestido, azul brillante, vacío de curvas, ya que solo tenia catorce años, uno menos que yo por ese entonces.
- ¿Este fue el pintamonas que te hizo llorar tanto aquel día? - preguntó Erik. Joder iban a conseguir que me sintiera culpable.
- Si, pero le tengo que agradecer todo eso, si no, jamas nos hubiéramos conocido – vaya, por lo menos ese día conseguí algo bueno.
- ¿Qué te pasa chiquitaja? Fueron las primeras palabras que te dije, que buen revolcón el de aquella noche – dijo mientras se reía. Sus últimas palabras me sobresaltaron, ese tipo era un degenerado, ella por aquel entonces solo tenia trece años y Erik tenia al menos cuatro años más que ella.
- Yo también estaba pensando en ese día – le dijo ella con añoranza – han pasado tantas cosas desde entonces...
- Si.
- Echas de menos a Adel, ¿verdad? - preguntó Idris con un hilo de voz casi inaudible. ¿Quien coño era Adel?
- Si, pero relájate, no es culpa tuya – bueno, bueno la cosa se estaba poniendo interesante.
- Lo siento.
- Diría eso de que hay muchos peces en el agua, y que encontrare a otra chica mejor, pero me temo que con todo esto de la extinción no habrá tantas mujeres como antes – ¿Qué? ¿Adel era la novia de Erik? Pero estos dos ¿no eran pareja?, no entendía nada, si incluso habían sido congelados juntos en la cama – quizás tú por fin encuentres al chico de tus sueños en este nuevo mundo – eso me dejo totalmente desorientado, ¿podría ser que fueran una pareja abierta? Vaya, eso si que no me lo hubiera esperado de la coletas.
- No lo creo, como tú muy bien has dicho, no hay muchos peces en el agua – en eso la chica tenia razón, en este nuevo mundo habrá tiempo para todo, pero no para los romances de cuento de hadas con los que ella soñaba.
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