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domingo, 19 de octubre de 2014

Ragnarok 61


La tormenta”
Idris
  • Mi nombre es Xander – se presentó el nox después de casi una hora de negociaciones con Chistian para que se pudiera unir a nosotros, este había terminado por acceder, pero era lógico, porque si no el nox nos hubiese estado siguiendo todo el camino, y como bien dijo Erik una vez, a los enemigos hay que tenerlos más cerca que a los amigos... o algo así.
  • Yo soy Idris y el Chistian – dije tendiéndole la mano, luego caí en que una de las condiciones que había puesto mi némesis para dejarle que se quedara con nosotros había sido que no nos tocara, por lo que la retiré de inmediato.
  • ¿Qué piensas comer mientras estés con nosotros? - preguntó Chistian. Yo no había caído en ese detalle.
  • Puedo comer comida humana, no me alimento solo de sangre, la sangre nos nutre más y nos da más fuerza – explicó sin dar demasiados detalles. No quise pensar que haría si nos cruzábamos con algún otro humano o si se comería a alguien delante de mi. Siempre había leído esas cosas en mis libros de vampiros, pero la mayoría de ellos estaban enamorados de la protagonista y nunca mataban a nadie que no se lo mereciera. Ahora estaba en el mundo real. Extraño, pero real y tenia que tener en cuenta que no era amigo nuestro y no estaba enamorado de la protagonista por lo que era un potencial cazador.

Cuando amaneció comimos los tres y nos dirigimos hacia el norte, ya empezaba a estar un poco harta de bosque, por lo que cuando vi una carretera apartada al lado del camino y un pequeño pueblo a lo lejos insistí en que pasáramos por allí, sobre todo a recoger provisiones. El nox nos explicó que las ciudades y pueblos son trampas mortales para los humanos, los nox acechan en las sombras porque la mayoría de gente no es capaz de mantenerse mucho tiempo lejos de la civilización, una civilización que no existía pero que la gente no paraba de buscar en lugares como pueblos, ciudades o incluso aldeas. Justo como me estaba pasando a mi, aunque sabía que en el pueblo no podía haber nada, había insistido en pasar por el, ¿por qué?
Ni yo misma lo sabia.
No parábamos de andar hacia el norte, cada paso que daba era más doloroso para mis músculos, unos músculos ya entumecidos por el frió que comenzaba a levantarse, nos pasamos todo el día caminando, solo paramos una hora y media para comer y reponer agua en nuestras cantimploras, incluso podía ver el cansancio de Chistian reflejado en su rostro. Xander por el contrario estaba como una rosa. La hora y media que estuvimos parados la aprovecho para asearse en el rió y afeitarse la barba, ahora podía ver lo joven y bonito que era su rostro, sus ojos marrones verdosos mucho más humanos que los de los nox que había visto atacar el pueblo eran de lo más cautivadores, pero sabía que en el momento en el que hubiera sangre a su alrededor, se tornarían verdes brillantes como los de un autentico depredador de humanos.
El cielo comenzaba a ponerse cada vez más gris, las nubes negras se iban arremolinando sobre nuestras cabezas amenazándonos con una gran tormenta, solo esperaba que encontráramos pronto un lugar donde resguardarnos del frió y la lluvia que con total seguridad caería esa noche sobre nosotros.

  • Estoy destrozada – dije lanzando mi mochila al suelo. Mis dos acompañantes que iban delante de mi se pararon y se giraron para mirarme.
  • No podemos parar aquí, va a llover, tenemos que encontrar.. - no deje que Chistian terminara su frase.
  • No vamos a encontrar nada, esto es un puto bosque, llevamos recorriéndolo todo el día y no hay cuevas ni grutas... no hay nada.
  • Yo os puedo teletransportar hacia el lugar al que vamos – nos dijo por enésima vez el demonio. Nos lo había comentado antes de salir, pero Chistian se había negado en redondo, no se fiaba de él y ¿quien podía culparle? No dejaba de ser un nox.
  • Ya hemos discutido eso, vamos a ir a pie, ya no queda ni un día y medio de camino, vamos Idris, aguanta solo un poco más– me tendió la mano y pronunció mi nombre con una suavidad que jamas había escuchado en su voz. Me detuve en seco antes de cogerle la mano y ceder. Eso era lo que hacia con todas las mujeres, las hablaba con ese tono tan gentil y sexy y ellas perdían el norte por él. Yo no era así, Christian era mi némenis y no podía olvidarme de eso así como así. Engatusador.
  • Paremos aquí – dije tajante haciendo que el demonio soltara una carcajada demasiado sonora para mi gusto.
  • Chaval, esta no cae con tus encantos como imagino que estas acostumbrado – Me sentí muy orgullosa de mí misma y no pude evitar sonreír al demonio, gesto que me costó una mirada asesina del rubito.
  • Esta bien, vamos a buscar ramas secas y suficiente follaje para poder hacernos una pequeña tienda de campaña – dijo mientras soltaba su mochila y clavaba sus impresionantes ojos grises en los míos que brillaban con el sabor de la victoria.

Xander y yo fuimos recogiendo ramas y hojas grandes mientras Chistian construía con mucha maña un pequeño cenador, yo me había imaginado que haría una pequeña cabaña con paredes y techo, pero yo era siempre así de imaginativa, no había posibilidad de que pudiera construir semejante cosa en tan poco tiempo, pero con el frió y el aire que comenzaba a levantarse estaba segura que iba a echar de menos unas paredes.

  • ¿Por qué no te teletransportas a alguna cueva y así no te mojas esta noche? - le pregunté al demonio cuando nos sentamos bajo el techo que había construido Chistian. Se movía de forma peligrosa sobre nuestras cabezas, pero no podíamos hacer nada mas, el aire y las pequeñas gotas de lluvia habían comenzado a caer y no teníamos tiempo de reconstruirlo. La noche y la oscuridad no tardaría mucho en llegar.
  • Me quedo con vosotros, quiero protegeros si hay algún ataque y teneros vigilados, aunque como se a donde os dirigís... no creo que podáis darme esquinazo – dijo Xander mientras se apretaba junto a mi debajo del techo - Podías haberlo hecho un poco más grande - instigó sarcástico a Chistian.
  • No, cuanto más grande menos estabilidad – contestó este apretándose a mi otro lado. Un sándwich. Parecíamos un puñetero bocadillo, no creía que haber puesto diez centímetros más hubiera desestabilizado demasiado el tejadillo, pero la verdad era que no tenia ni la más remota idea de construcciones.
  • Yo haré la primera guardia – dijo mientras sacaba varias latas de comida y las mantas.
  • Yo puedo hacer guardia toda la noche – le dijo Xander – no duermo mucho – sus palabras me noquearon.
  • ¿No duermes? ¿Por qué? - pregunté curiosa. La cercanía de nuestros cuerpos era algo incomoda ya que no podía girarme a mirarle sin quedar a pocos centímetros de su cara y sus correspondientes colmillos.
  • Solo necesito una hora diaria de sueño para estar bien, es una ventaja de mi especie – aclaró enfrentando mis ojos y acercando su rostro al mio. Estaba segura de que si no fuera por el gruñido y el ilegible “apartate de ella” de mi némesis, Xander me hubiera besado. ¿Qué sentía yo al respecto? Curiosidad, me dije a mí misma... nunca me habían besado y quería saber que se sentía... y con un demonio... me excitaba la idea hasta que me lo imaginé matando niños y bebiendo su sangre.
  • No me fío, haré la guardia mientras Idris duerme y luego ya... - que quería decir con eso, no se fiaba que yo montara una buena guardia. Imbécil.
  • Y luego estaré yo despierta hasta que amanezca, cubriéndote a ti las espaldas – le dije más dolida que enfadada.
  • Esta bien, despiértame en unas cinco horas – espetó mientras se terminaba la cena y se enrollaba en una de las mantas. Yo cogí la otra cuando termine de comerme la lata de pollo al chilindrón y me la eche por encima. Chistian se quedo dormido casi de inmediato.
  • ¿Tienes frió? - pregunté al demonio mientras me acurrucaba en la manta térmica y comenzaba a sentir el calorcito que emanaba de sus filamentos. Se quedo sorprendido por mi pregunta.
  • No, yo estoy bien, nunca tenemos frió ni calor – aclaró entrecerrando los ojos con suspicacia - ¿Por qué te importa si paso frió o calor? - me preguntó entre susurros.
  • Estas ayudándonos, sé que por otros motivos que desconozco, pero en un principio tu misión es la misma que la nuestra y todavía no me has dado ningún motivo para desconfiar de ti, por lo que bueno, te considero un aliado másy me preocupo por tú bien estar – dije sinceramente. El brilló de sus ojos me dijo que era la primera vez que alguien se preocupaba por él y eso dejo un hueco en mi corazón.
  • ¿Quieres que te ayude a entrar en calor? - insinuó Xander con una mirada lasciva.
  • Ni lo sueñes demonio – le contesté con desdén.
  • Podríamos pasar un buen rato juntos, tengo ganas de catarte – insistió.
  • No tienes posibilidades – dije zanjando el tema. Después el silenció reino entre nosotros durante un largo tiempo.










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