Voy a tomar un descanso de varios días, el próximo día 8/10 seguiré subiendo mas capítulos, aquí os dejo el segundo de esta segunda parte.
¡Disfrutarlo!
“El
Comienzo”
Idris
Alquilar mi
apartamento fuera de la ciudad había sido un acierto, por fin había
podido alejarme de la mansión de mi familia, pero por mucho que
quisiera, no había manera de quitármelos de encima, al día
siguiente por la mañana tendría que ir allí para La Inspección, y
eso no era algo que esperara con mucho entusiasmo, había tenido que
pedir el día libre en el trabajo y mi jefa no estaba muy contenta
con ello.
Salí de la
cafetería avisando de nuevo a Nana de que mañana no iba a trabajar
y me dirigí hacia mi casa para preparar mi noche de cine con Erik,
mi mejor amigo.
Cuando llegue ya
estaba esperándome en la puerta con dos increíbles pizzas con
peperoni, mis favoritas.
- Llegas diez minutos tarde – me reprochó Erik con esa sonrisa que siempre usaba para regañarme.
- No ha sido culpa mía, Nana estaba hasta arriba de trabajo y me he quedado un poco más para ayudarla a cerrar, que me siento culpable por dejarla tirada mañana – La mujer siempre se había portado estupendamente conmigo y siempre me daba todas las propinas, incluida las suyas.
- Bueno, ¿Qué tienes preparado para hoy?
- Resident Evil, la quinta entrega – le dije entusiasmada, a ambos nos encantaba esa saga y eramos unos fanáticos del videojuego.
- Perfecto.
Entramos a casa y
nos acomodamos como hacíamos siempre, una vez a la semana ambos
quedábamos para ver una película, nos descalzábamos y nos íbamos
a mi dormitorio donde tenia un plasma de cincuenta y dos pulgadas y
un equipo de sonido increible, regalo de mi primo Roy, un genio de la
informática.
Abrimos las pizzas
y nos sentamos sobre la cama a cenar, mientras empezaban los
créditos, Erik toco el tema prohibido.
- ¿Estas nerviosa por lo de mañana? - era un secreto de familia, pero Erik y yo eramos amigos desde la hacia mucho tiempo, por lo que siempre había estado al tanto de las rarezas familiares.
- Sabes que no creo en esas tonterías, mi abuela y todos nuestros antepasados eran unos peliculeros.
- ¿Y si fuera verdad? - preguntó con la boca llena de pizza.
- Pues si fuera verdad yo estaría fuera del juego, se supone que soy la octava hija, por lo que la inspección de mañana me parece una completa perdida de tiempo.
No se hablo más
del tema y nos enfrascamos de lleno en la película. Al lado de Erik
el tiempo pasaba rápido, nos entendíamos a la perfección y jamas
había ningún mal entendido entre nosotros, la familia no podía
entender esta relación, pero ambos habíamos intentado ser algo más
que amigos anteriormente y había sido un fracaso, la atracción, la
pasión y el amor no existían entre nosotros, ademas Adel, la actual
novia de Erik me caía estupendamente, solo esperaba que le durase
más de seis meses.
Ambos habíamos
llegado a un acuerdo no escrito, nuestra noche de películas era
intocable, pero algunas de las novias de Erik no estaban muy
conformes. Adel era distinta, había visto la verdadera relación
entre Erik y yo, incluso una vez la invitamos a ver una película con
nosotros y la encantó la experiencia. Ella decidió darnos nuestro
espacio y no insistió en seguir viniendo, algo que Erik y yo tomamos
como un buen comienzo. Lo que no sabíamos en ese momento era que
jamas habría un final.
La noche comenzó
a inundar la ciudad, tenia la calefacción a toda mecha, la nieve
comenzó a caer sobre el marco de la ventana sin que nos diéramos
cuenta. Erik se levantó de la cama para descorrer la cortina y dar
así a la habitación un aire gélido y místico.
En uno de los
momentos de más tensión de la película el sonido del teléfono de
casa nos sobresaltó a los dos, poniéndonos los pelos de punta.
Sabía quien era y sabía lo que quería
- Dime mama – contesté sin ni siquiera mirar el identificador de llamadas.
- Hola pequeña – dijo con voz un tanto apagada. Desde que me fui de la mansión mi madre había dejado de ser la misma mujer cantarina y sonriente de siempre – la abuela me ha pedido que te recuerde que tienes que estar mañana aquí a primera hora.
- Tranquila, no lo he olvidado – a mi madre nunca le había entusiasmado mucho la historia de su familia y que decir de mi padre, a él se la traía al fresco y siempre había pensado que era la mayor estupidez que había escuchado, pero tenia que tragar, al fin y al cabo amaba a mi madre más de lo que se podía describir con palabras - ¿Quién va a estar vigilándome mañana? - pregunté sin saber realmente por qué.
- Roberto – contestó mi madre de mala gana. Ese hombre nunca me había gustado, no envejecía de manera normal y tenia unas actitudes un tanto macabras.
- Me lo imaginaba – le reconocí.
- Es un buen hombre – dijo mi madre muy poco convencida – bueno, eso dice tu abuela – reconoció ella.
- Esta bien, no hay problema – la tranquilicé.
- Te hecho de menos – yo también la extrañaba, pero ella comprendía que hubiera salido del nido, aunque eso no fuera suficiente para consolarla. Todos mis hermanos y hermanas seguían viviendo en la mansión, incluso tres de ellos ya casados y con hijos y a mi madre eso de estar tan unidos le encantaba.
- Yo también, mañana nos vemos y cenamos juntas, así, me pones al día de todas las novedades.
- Esta bien, no te retrases que si no a tu abuela le dará un ataque al corazón – con esto ultimo y un suspiro colgó.
- Esta preocupada por ti – me dijo Erik al ver mi expresión.
- Lo sé, pero tampoco vivo tan lejos, estoy a una hora de distancia en coche y quien sabe, si soy yo la elegida lo mismo tengo el poder de la teletransportación – intenté quitar un poco de hierro al asunto mientras Erik volvía a dar al play del DVD.
Casi al final de
la noche reparé en la ventana del dormitorio, había un ligero color
morado sobre la nieve del alfeizar. Erik dirigió su mirada hacia la
ventana y ambos nos levantamos a mirar. Lo que vi fuera no me asusto
tanto como la certeza de que algo extraño estaba pasando, momentos
después el teléfono volvió a sobresaltarnos.
- No te muevas de casa, voy a mandar un coche a buscarte – retumbó la voz de mi abuela.
- ¿Qué ocurre? - pregunté sin querer entender nada.
- La luna está morada – inmediatamente colgó.
- Erik, vienen a buscarme – le dije con un hilo de voz, algo me estaba golpeando fuerte desde el interior de mi cuerpo y un espasmo de dolor me doblo por completo, haciendo que tirara el teléfono al suelo.
- ¿Qué te pasa?¿Qué ocurre? - Erik se lanzó fuera de la cama para sujetarme.
- No te preocupes, estoy bien, solo voy a tumbarme un rato. Quedate conmigo – jamas debí decir esas últimas palabras, por que fue como condenarle al mismo castigo que se me estaba imponiendo a mi.
Muchas gracias por tus historias, me encantan, desbordan creatividad e imaginación. Y aunque en este momento lo odie (porque vas a estar varios días sin subir un capitulo) tienes un don para intrigarnos y dejarnos con ganas de mas. Disfruta tu descanso y espero que vuelvas pronto con mas de tus fantásticas historias.
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