“Encerrados”
Aislyn
Salieron los tres
por la puerta sin echar la vista atrás, había algo extraño en
ellos, algo que no me estaban contando. ¿podía ser esto algún tipo
de trampa? sabía que mi demonio estaba pensando lo mismo que yo. Los
dos nos quedamos en el hall minutos después de que se marcharan y yo
me atreví a dar el primer paso, fui rápidamente a la puerta y me di
cuenta de que no podía abrirla, Keiran lanzo conjuros e intentó
teletransportarse, yo también intenté abrir la puerta con mi
magia, pero esa puerta y esos muros eran como una caja de hormigón
armado. Estábamos completamente encerrados.
- ¡Nos han tendido una trampa! - gruñó Keiran.
- Relajate, no nos van a hacer daño, no les interesa matarnos,¿Recuerdas? - insté al demonio a que se tranquilizase y me fui a sentar en el pequeño salón de la cabaña. Frente a la chimenea había un precioso sofá blanco, donde me hundí a pensar sobre todo lo que estaba pasando.
- Hay mucha comida en la cocina, creo que piensan tenernos aquí mucho tiempo. Por cierto, solo hay una habitación y una cama – dijo Keiran mientras se sentaba a mi lado, después de haber revisado palmo a palmo la casa.
- No es problema, no seria la primera vez que dormimos juntos – dije sin pensar. El color subió corriendo a mis mejillas cuando recordé la última noche que habíamos estado en la cueva.
Pasamos el resto
de la tarde y prácticamente la mitad de la noche jugando al ajedrez,
Keiran era muy buen adversario, hacia mucho que no perdía contra
nadie y él me ganó tres veces seguidas. Preparé algo de cena, unas
tortillas francesas y una habas con tomate. Casi todo lo que teníamos
en la despensa eran latas de conserva y carnes y pescados emblistados
en el congelador. Habíamos pasado muchas horas juntos y no habíamos
discutido ni una sola vez, mientras terminaba nuestra última partida
de ajedrez, pensé en lo que me había dicho Raphaela. Amor.
Enamorados. Era algo que no se me había pasado por la cabeza. La
verdad era que no sabía por qué, pero siempre había confiado en
él, en parte era por la pulsera, sabía que no me podía hacer nada
hasta que no se liberará y la verdad es que al pensar en ese hecho
no sentía miedo, solo sentía angustia, me asustaba la idea de
perderle. ¿Cómo era posible que me estuviera pasando eso?En uno de
mis movimientos con el alfil, enfrenté sus ojos verdes de demonio,
ambos conectamos con una mirada que nunca nos habíamos echado, él
sonrió de medio lado mostrando sus dientes y me pareció más
hermoso que nunca. ¿Cómo había sido posible que no me hubiera dado
cuenta de que estaba enamorada de ese demonio?
Miedo. El miedo me
inundó cuando encaje todas las piezas. Mi amor era una blasfemia,
era una locura, él jamas se iba a enamorar de mi y volvería a pasar
por el mal trago del desamor, pero peor aún. Iba a ser devastador
luchar contra alguien que amas. Iba a ser terrible si yo fuera capaz
de vencerle. ¿Seria capaz de matarle? Si, me contesté a mí misma,
mi supervivencia dependía de ello y no me podía dejar engañar ni
podía dejar a mis sentimientos actuar por cuenta propia o estaría
muerta antes de dar mi primer golpe.
- Jaque mate – dijo Keiran. Sacándome de golpe de mis cavilaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario