Antes de nada celebrar y dar la bienvenida al seguidor numero 30 del blog. Muchas gracias a todos por vuestro apoyo y por leer mis historias, ese es el mejor beneficio que saco de escribir, que gente como vosotros lo disfrute.
Enfrentamos la recta final de Ragnarok
“Ocho
meses después”
Idris
A nuestras filas se habían unido
algunos humanos más durante esos nueve meses que habían pasado
desde que nos habíamos organizado.
Keiran y Aislyn estaban de acuerdo
conmigo de que habíamos creado un gran ejercito y la verdad que no
me equivocaba.
Había muchos buenos talentos e incluso
alguna que otra bruja que iba a luchar utilizando conjuros para poder
neutralizar a todos los demonios posibles, aunque sus poderes eran un
poco escasos las chicas hacían todo lo posible por entrenar.
Todos allí estaban motivados, sabían
por lo que luchaban y estaban dispuestos a dar la vida por su causa,
no se podía decir lo mismo de mí, yo estaba haciendo esto como un
kamicaze, sabía que no tenia oportunidad de matar a mi antiguo amor,
pero iba a luchar contra él hasta que la muerte me llevara a mí.
Xander
y yo no volvimos a mencionar nada de lo ocurrido esa noche en la que
los dos nos dejamos llevar por la lujuria. Mis palabras le habían
dolido pero jamás me lo iba a reconocer. De solo recordarlo yo misma
tenia una gran herida en el corazón, esos dos hombres eran a la vez
todo para mi y nada. Maldito demonio, ¿por qué no paraba de sentir
sus manos sobre mi piel cada vez que me recostaba sobre la cama?. No
era capaz de quitarme su olor de mi garganta, podía saborear sus
besos como si acabara de dármelos, no parecían haber pasado tantos
meses...¿Por qué estaba desaprovechando mi corta vida? ¿Por qué
no podía aprovechar mis pocos días de existencia para disfrutar del
sexo?, eso que me había negado tanto tiempo y que había resultado
ser tan magnifico que no se podía comparar con ningún otro placer
terrenal.
El fin de mis días estaba cada vez más
próximo, mi ejercito estaba cada vez más preparado y mi miedo iba
en aumento con cada día que pasaba. No temía por mi, temía por
esos hombres y mujeres que iban a luchar a mi lado, esos niños que
se quedarían desprotegidos si nosotros fallábamos…
- ¿Qué te ocurre? – me preguntó Xander mientras se sentaba a mi lado en el sofá.
- Comienzo a sentir sobre la lengua el sabor férreo de la muerte – le dije sin pensar. Quise retirar las palabras según salieron de mi boca, pero hasta ese momento mis habilidades no tenían programado el poder retroceder en el tiempo.
- Vaya… me lo vas a contar al fin – dijo frunciendo el ceño. Eso no me lo esperaba.
- ¿Cómo? ¿Qué es lo que sabes?
- Que te estas muriendo… ¿por qué has tardado tanto en decirlo? – me regañó furioso el demonio. No pude evitarlo y acaricié su rostro que inmediatamente se relajó sorprendido. No tardó mucho e reaccionar y de pronto sus labios estaban sobre los míos, ardientes, ansiosos y decadentes… nos dejamos llevar de nuevo por un tormento de reacciones, nuestras respiraciones se hacían pesadas mientras le empujaba y me sentaba a horcajadas sobre él.
La puerta se abrió de inmediato y Erik
entró como una exhalación, se detuvo un poco al darse cuenta de la
embarazosa situación, pero no titubeó.
- Hay un jodido demonio muy poderoso parado al lado del escudo protector – expuso Erik bastante nervioso.
- Eso es habitual estos días desde que saben de nuestra ubicación – dijo Xander agarrándome por la cintura y apartándome cuidadosamente para incorporarse.
- Este es diferente… ha preguntado por Idris y parece ser de muy alto rango, dice que te conoció en la grieta – nada más decir eso mi corazón dio un vuelco y sin mediar palabra salí corriendo hacia donde comencé a sentir el sabor del mal.
Una extraña fuerza maligna me atraía
como el agua a un sediento en el desierto. Noté como me palpitaban
las marcas que tenia sobre la ceja y supe en ese momento que había
dejado de pertenecer al bando de la luz, la certeza de ese hecho me
inundó por completo mientras enfrentaba esos ojos demoníacos que no
olvidaría jamás esos ojos que me arrebataron todo cuanto había
amado.
- ¿Qué es lo que quieres? - le pregunté acercándome peligrosamente a la salvaguarda.
- Hacer un trato – dijo levantando la mano y alejando con un temible golpe de energía a todas las personas que estaba a mi alrededor incluso Xander que acababa de llegar no pudo hacer nada, de pronto fui engullida por su poder y me sacó fuera de la custodia de mi ejercito – sera solo un momento... no me gustaría que nadie escuchara nuestra conversación. Dicho eso se marchó hacia el bosque, esperando a que le siguiera. Cualquiera hubiese pensado que era una locura seguirlo hasta un sitio así fuera de la vista horrorizada de todos los humanos incluido en ese bote también a Xander que se debatía en salir o quedarse dentro. Le hice un gesto con la mano para que optara por la segunda opción. No había nada de lo que preocuparse, ese demonio era lo suficientemente poderoso como para casi traspasar la salvaguarda y estaba claro que si me quisiera muerta ya lo habría hecho.
- Dime lo que tengas que decirme y marchate – le dije impaciente mientras trotaba a su lado.
- Te propongo un trato... si dejas apartado esto de la batalla y simplemente entregas la mitad de los humanos a tu antiguo amante para que se puedan alimentar yo te le devolveré – dijo dejándome completamente clavada en el suelo.
- ¿Cómo has dicho? - pregunté incrédula.
- Si te olvidas de esto de la guerra yo te devolveré a Chistian tal y como era antes incluso sin ningún recuerdo desde el día en el que se transformó en lo que es ahora mismo. Os daré la inmortalidad a ambos – finiquitó el demonio – es una oferta muy tentadora, es una oferta inigualable.
- No sé que decir... - me había quedado completamente muda, la oferta del demonio era realmente tentadora... - yo... creo que... bueno dame tiempo para pensarlo – dije sorprendiéndome a mí misma, mi cabeza decía que debía rechazarla ya, pero mi corazón... no tenia ni idea de lo que quería mi corazón.
- Mañana a medio dia volveré y durante estas próximas horas hasta mi regreso te proporcionaré un incentivo. Chistian, puedes venir – ordenó el demonio mirando hacia un matojo de hierbajos.
Casi pego un grito al ver quien se
dirigía directamente hacia mi, sus ojos eran del color girs de
siempre... su expresión era confusa, pero seguía teniendo esa
arrogancia tan característica suya. Sus ojos se agrandaron al verme
y corrió hacia mi. Sin previo aviso me sujeto fuertemente el rostro
y me beso los labios con fuerza... Era mi Chistian, gritó mi corazón
desbocado. Mi nemésis se detuvo y reparó asombrado sobre las marcas
de mi ceja.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó mirando con recelo al demonio.
- Solo tienes hasta el medio día de mañana – le dijo el demonio, para mi sorpresa Chistian asintió conforme.
- Si, señor... ya me ha explicado usted que si no vuelvo no podré volver a recordar como ahora – le dijo Chistian confundiéndome. Al parecer el demonio le había hecho pensar que no recordaba debido a algo, era por eso que tenia que mantener esa promesa de regresar.
- No debes contarle nada, no debes dejar que le ocurra nada, pues en realidad, el que intente matarle, morirá en mis manos, que como bien sabes, pueden atravesar tu salvaguarda – me habló el demonio dentro de mi cabeza.
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