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domingo, 2 de noviembre de 2014

Ragnarok 73

 “La primera conversación decente”

Chistian


La cabaña era muy pequeña por lo que cuando llegó la noche a Idris y a mi nos toco dormir en el salón, Keiran nos trajo una par de mantas muy gruesas para poner en el suelo a modo de colchón y dos almohadas.
El nox no había vuelto y según Keiran era probable que esa noche no apareciera. Mucho mejor, por que cuando le tenia cerca sentía unas irrefrenables ganas de arrancarle la cabeza.
Era virgen.
Su comentario resonaba con fuerza en mi cabeza mientras esperaba que Idris volviera del baño para poder apagar la luz. ¿Qué más me daba que el demonio la hubiera mirado con esa ansia insaciable? ¿Por qué me molestaba tanto que ella se hubiera sonrojado?
Deje salir todo lo que tenia dentro. Ya no había motivo para seguir engañándome a mi mismo.
¡Maldita sea!, no se me había pasado el absurdo enamoramiento. Tenia que dejar de mentirme a mi mismo. Me había mentido desde la guardería. Idris siempre me había gustado, siempre había estado enamorado de ella. Le hacia putadas y la humillaba porque la odiaba por hacerme sentir eso.
Esos sentimientos no estaban bien, mi familia se hubiese muerto del susto si les hubiera confesado algo así y que decir de la suya si hubiera sido reciproco. Tenia que evitarlo y como un niño idiota que era, la única manera que se me ocurrió para hacerlo fue hacerla sufrir, hacer que me odiara y según veía... había funcionado a la perfección.
Era irreparable. El daño ya estaba hecho, jamas iba a poder estar con ella y eso me dolía más de lo que había podido imaginarme.
Recordaba perfectamente el día que en el que me enteré de que ella había sido la elegida... no paré de dar vueltas en mi cama desesperado, no iba a volver a verla nunca mas... aquellos sentimientos me golpearon y desee ser yo el elegido de mi familia. Quería estar aquí con ella. ¿Para qué? Ni yo mismo lo sabia. Ella me odiaba y eso no iba a cambiar nunca.
Los celos que sentí al saber que se había quedado fosilizada con su supuesto novio... todos esos sentimientos se arremolinaban en mi cabeza sin seguir ningún orden ni sentido.
Había sido un cerdo con ella y me merecía este castigo, lo tenia asumido y quizás era eso lo que más me dolía, que iba a rendirme sin ni siquiera intentarlo. Pero no tenia otra opción, nunca dejaría que se enterase de mis sentimientos.
  • Estas pálido, ¿Te encuentras bien? - me preguntó Idris preocupada. No me había dado cuenta de que había salido del baño y se había sentado en el suelo junto a mi.
  • Es solo... son muchas cosas que asimilar – le dije intentando reconstruir mi mascara de indiferencia.
  • Si, la verdad es que todo esto parece sacado de un cuento de hadas, bueno,más bien de vampiros y demonios – dijo ella sonriéndome por primera vez en la vida. Era una persona tan gentil y confiada.
  • ¿Qué piensas de todo esto? ¿ y de Keiran y Aislyn? - pregunté sabiendo que su respuesta seria la típica de una niña soñadora y fantasiosa.
  • Es tan romántico – lo sabia, no podía sorprenderme por su respuesta. No pude evitar reírme.
  • No te rías – dijo muy seria mientras me golpeaba bastante fuerte en el brazo – es una historia de amor preciosa.
  • No te estoy diciendo que no, me parece un poco... irresponsable por parte de los dos, en ese caso yo creo que habría que haber pensado en el bien mayor, tenían que haberse separado y así haber evitado todo este desastre – le dije no tan convencido de ello como pensaba.
  • Tu nunca has amado a nadie, no sabes si lo harías o no, hay que estar en esa situación – me dijo mientras me miraba y cambiaba su expresión. Me empezó a mirar con preocupación y yo no pude más que ponerme nervioso, ¿Por qué demonios me miraba así?, ¿se habría dado cuenta de algo? ¿Me habían delatado mis sentimientos?
  • ¿Qué? ¿qué pasa? ¿por qué me miras así? - la pregunté irritado y clavándole una mirada dura.
  • Lo siento, no debí decir eso... quizás si tenias a alguien en el pasado a quien amabas y te ha sido arrebatado al viajar aquí, no debí decir eso - ¡Se estaba disculpando! Que mujer tan extraña. Si ella supiera que lo que yo amaba no me había sido arrebatado, que estaba frente a mi en esos momentos... me deje llevar por la imaginación, pero frené rápidamente.
  • No, no había nadie. Dejemos el tema, tenemos que dormir, mañana salimos en busca de la puñetera grieta y espero que podamos cerrarla pronto – le dije intentando tranquilizarme.
  • Hace frió – dijo ella mirando directamente a la chimenea. Las llamas se avivaron al instante y desprendieron un poco más de calor. Ella iba descubriendo sus poderes poco a poco y con mucha naturalidad, no sabía si era porque de tanto leer cuentos de hadas estas cosas le habían comenzado a parecer de lo más normales y excitantes o por alguna otra razón más practica – ¿la manta del suelo no se puede extender mas?
  • ¿Qué?
  • ¡Chistian! Estas en las nubes – me recriminó.
  • Perdona, es que tengo sueño – le mentí – no puedo hacerla más grande, así está bien porque se queda más mullida superponiendo una encima de otra – le dije poniendo mi sonrisa más seductora - ¿Tienes miedo de dormir cerca de mi?
  • No, no es eso ¿Por qué no puede uno de nosotros dormir en el sofá?
  • A Aislyn no la gusta que duerman en su sofá, serán manías de embarazada, pero estamos en su casa y tenemos que respetar sus nomas – la contesté sabiendo que lo comprendería. Yo me moría de ganas de dormir tan cerca de ella.
  • Bueno, yo solo te aviso, me muevo mucho en la cama – dijo mientras se metía bajo la manta térmica que habíamos tendido sobre nosotros. No pude evitar tomarme el comentario de forma sexual y se lo hice ver con mi mirada, levanté una ceja a modo de pregunta y la sonreí con malicia. Se puso roja como un pimiento y muy a mi pesar, su expresión, sus mofletes rosados y la forma avergonzada con la que se mordió el labio, me excitó demasiado como para tumbarme boca arriba.
  • Eres un mal pensado – dijo casi con un susurró – pero te he avisado, luego no te quejes si te pego alguna patada.
  • No me voy a quejar – dije mientras ella se giraba hacia el lado contrario al mio y dejaba caer su cabeza sobre la almohada. Yo me concentré en el interruptor y las luces se apagaron, si esa vez si que fue por arte de magia.
  • Esta ha sido la única conversación amable que hemos tenido en todos estos años – me dijo casi con un hilo de voz.
  • Tienes razón – dije sin saber que más decir. Simplemente pensé para mi mismo que ojala no fuera la última.


2 comentarios:

Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


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