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lunes, 22 de septiembre de 2014

Ragnarok 35




“El calor”

Keiran

Estaba caliente. Sentir a la bruja abrazada a mi en ropa interior era más de lo que podía soportar. Tenia que haber roto el maldito celibato, pero no había tenido tiempo de hacerlo, eso había sido una casa de locos desde el principio, pero ahora me arrepentía más que nunca, no podía ocultar la erección que había debajo de mis calzoncillos y solo esperaba que la bruja no se diese cuenta de eso y de que ya no llevaba la pulsera. Había intentando volver a ponerla, pero una vez abierta ya no se podía cerrar.
¿Por qué demonios no la había matado? ¿Qué me pasaba? No era propio de mi, los sentimientos que sentía hacia Aislyn no me eran conocidos, ¿Era lo que todo el mundo llamaba amor? No. Era solo pura lujuria, no había estado con ninguna mujer desde hacia siglos y mi cuerpo no era de piedra.
Trevor. A ese imbécil si quería matarle, pero Aislyn me había dado una orden y si quería que siguiera pensando que tenia la pulsera, tendría que obedecerla, por mucho que me jodiese.
Estaba desnudo pegado a la espalda y al culo de mi bruja, y eso me estaba volviendo loco.
Súbitamente sentí como Aislyn se pegaba más a mi que a él y eso me hizo sonreír. ¿Qué demonios me pasaba?
Sentí la libido de ella subir hasta extremos que rozaban con hacerme perder el control. Mi respiración se volvió más intensa cuando noté la suya sobre mi cuello.
Quería hundirme en ella, necesitaba hundirme en ella, hacerla mía, la necesidad se volvió casi irracional y el colofón fue cuando alzó su cabeza y me besó.
Como de dulce podía ser ese beso, no pude evitarlo, se lo devolví con tanta ansia que me dolía, no podíamos movernos mucho o el imbécil se iba a despertar, mentalmente lancé un hechizo del sueño y supe que por mucho ruido que hiciera no se levantaría hasta que yo lo dijera.
Ella no se movió mucho para no romper la conexión entre los tres, pero me agarró fuertemente de los hombros y continuó el que puedo catalogar como el puñetero mejor beso de mi existencia.
No duró mucho.
Alguien entró en la cueva, lo sentí segundos antes de que nos atacara.










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