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viernes, 19 de septiembre de 2014

Ragnarok 30






La Montaña Sagrada”
Aislyn

Cuando reconocí el lugar en el que nos encontrábamos, me quede sorprendida, miré a Keiran y encogió los hombros.

  • Aquí no nos van a buscar, al menos por el momento – dijo con un gruñido.
  • Eso es verdad - nuestra primera habitación de hotel, donde nos habíamos quedado al principio. Era como volver de nuevo a casa, extraño, pero así era como se sentía.
  • No podemos seguir cargando ni con ella ni con la gata – me dijo como si mi amiga no estuviera delante.
  • Tiene razón – dijo Eilen antes de que yo protestara.
  • No, no eres una carga, ¿Qué estas diciendo? ¿Dónde vas a ir si no?
  • Yo ya soy libre Aislyn, ya no tengo la carga de Balarth, puedo volver a casa y no estorbarte más– tenia razón, ella era libre.
  • ¿Cómo piensas volver? - la pregunté
  • Pues tu amigo podría acercarme hasta un lugar cercano al Coven y me puedo quedar con Zaphirah – me dijo mi amiga con lagrimas en los ojos.
  • Esta bien, vamos te llevo allí – Keiran la cogió del brazo y deshizo el abrazo que la estaba dando, en un segundo los tres desaparecieron.

¿Qué demonios había pasado?¿Cómo habíamos llegado a eso? Era surrealista, era de locos, había usado el único hechizo destructor que tenia, me había quedado con nada, Keiran era ahora mucho más poderoso que yo, el As que tenia en la manga lo había sacado muy pronto, no me arrepentía de haber salvado a mi amiga y a mí misma de ese hijo de puta, pero me había quedado desprotegida y ella se había marchado, volvíamos a estar en el principio. Una quemazón rayó de nuevo mi espalda. Me volví hacia el espejo quitándome la camiseta y vi que en medio de la espalda justo al lado de las intricadas flores árabes había un símbolo redondo con muchas lineas. Antes de que me pudiera cubrir de nuevo vi en el reflejo del espejo a Keiran mirándome la espalda con los ojos entrecerrados. Me había pillado.

  • ¿Qué demonios es eso? - preguntó con una voz gélida.
  • Es el pago que tengo que hacer por el uso de la magia – le confesé.
  • Estas jugando con fuego y normalmente las mojigatas que juegan con fuego se queman, procura que esto no te mate antes que yo – gruñó.
  • Lo haré, no te preocupes, ya has visto lo que soy capaz de hacer – me tiré el farol.
  • Si, y también sé lo que ya no eres capaz de hacer – dijo mientras me ponía esa sonrisita torcida tan molesta y prepotente – cuando yo vivía hace muchos años todas las brujas tenían ese hechizo en su repertorio, era en casos de emergencia y solo se podía utilizar una vez, no soy tonto, se que le reservabas para mi.
  • Claro, no lo dudes, así iba a ser tu muerte si ese gilipollas no se hubiese propuesto matarme – le dije sinceramente mientras me volvía a bajar la camiseta.
  • ¿Qué hacemos ahora? No podemos quedarnos aquí, tenemos que irnos a algún otro sitio, ¿tienes alguno en mente?

Antes de que me diera cuenta sentí la presencia de un cazador, a los pocos segundos Keiran también lo sintió.
  • Sacanos de aquí, ¡vamos! – le grite a mi demonio.
  • No puedo, están bloqueandome – dijo impotente, el gruñido de ira que salia de su garganta comenzó a desestabilizarme.
  • Hola, Aislyn – dijo Trevor al momento de materializarse frente a nosotros, seguido muy de cerca por su guía.
  • ¿Qué quieres? - mi odio comenzó a aflorar y recordé lo esta ira le hacia a Keiran. Le miré de reojo y estaba otra vez casi cubierto por las llamas. Intenté relajarme.
  • Dile a tu demonio que se calme – dijo inmediatamente cuando reparó en él – estoy aquí para ayudarte.
  • No me lo creo – le dije soltando un bufido.
  • Escúchame, saben que he tenido oportunidad de matarte y no lo he hecho, estoy en el punto de mira, soy un traidor – sus palabras y la sinceridad de ellas me dejaron muy sorprendida.
  • Eso es imposible – dije más como una pregunta que como una afirmación.
  • No lo es, es una putada y todo ha sido culpa tuya y de Ian – dijo su ángel.
  • ¿Qué tiene que ver mi hermano con esto? - pregunté.
  • Él me dijo que no te cazara, me lo suplicó – respondió Trevor – siempre ha sido mi mejor amigo, no podía hacerle esto, pero los ancianos me lo encomendaron a mi, soy el único que puede encontrarte ahora que el efluvio del demonio te cubre casi por completo.
  • ¿Cómo es eso posible? - preguntó Keiran - ¿Cómo nos puedes localizar tú y no otro cazador?
  • Es simple, a mi me lo explicaron hace dos días, soy el único hombre que ha estado contigo en la intimidad, mientras eso no cambie puedo encontrarte, estés donde estés – me puse colorada como un tomate.
  • ¿Ves lo que pasa por ser una mojigata? - soltó Keiran de mala leche.
  • Iros al infierno los tres – dije mientras le lanzaba a Trevor una bola de energía que intercepto su ángel sin mucha dificultad.
  • Mira, no estoy aquí para discutir – dijo nervioso – no voy a ir en tu busca, pero necesito hacer más fuerte el vinculo contigo para localizarte si estas en problemas, se lo debo a tu hermano.
  • Me da igual a quien se lo debas, ¿Cómo quieres hacer más fuerte el vinculo? - supe la respuesta antes de terminar de hacer la pregunta. La expresión de Trevor y su malvada sonrisa, la contestó de inmediato.
  • Vamos a hacer el amor, y no hay tiempo que perder, como no me fío de tu demonio, siento decirte que vamos a tener publico mientras lo hacemos – estaba loco, ¿de verdad pensaba que iba a hacer eso?
  • ¿Tu eres imbécil o que? No pienso dejarte que hagas más fuerte un vinculo que lo único que va a conseguir es que me encuentres esté donde esté, lo único que quiero hacer ahora es acostarme con otro hombre para romper lo poco que quede de esta puta unión – Keiran y Rubel no se metieron en la conversación, ambos no se quitaban los ojos de encima, estaban evaluándose mutuamente para el momento de la batalla.
  • No seas idiota, esto va a beneficiarte a ti – Trevor se acerco a mi e hizo caso omiso al gruñido de mi demonio – sabes que soy muy bueno en la cama, pasaras un gran rato – ¡maldito egocéntrico! Me aparté de él y agarre a Keiran del brazo.
  • Vayámonos, rompe ese maldito placaje que están haciendo a tus poderes y vámonos donde estos dos no nos puedan encontrar.

Keiran hizo lo que le dije, le costo varios segundo romper el bloqueo, pero ante la mirada atónita de Trevor, ambos nos esfumamos en el aire.
No podía dejar de pensar en lo que había dicho Trevor, podía encontrarme siempre que quisiera. Busqué en mi repertorio nuevo de hechizos uno que lo bloqueara o despistara lo suficiente, para poder estar tranquilos. No encontré ninguno.
Cuando abrí los ojos pude ver que estábamos en una cueva, el frió era tan penetrante que en cuestión de segundos comencé a temblar.

  • ¿Dónde estamos? - le pregunte entre temblores a Keiran.
  • En la montaña sagrada – me dijo como si supiera lo que era.
  • ¿Y cual es el punto de traerme aquí? - hacia cada vez más frió y mis dientes no dejaban de castañear. Él parecía no notar el gélido aire que nos rodeaba.
  • Aquí no puede encontrarte, es el sitio con más magia oscura del mundo – no sabía si eso tenia que tranquilizarme o no.
  • Fuogo musus – recité con la voz más clara que pude y de repente la temperatura comenzó a subir hasta los veinticuatro grados - ¿Qué historia tiene este sitio?
  • Dicen que cuando se produzca el fin del mundo, aquí se abrirá una grieta que dejará salir a todos los demonios del inframundo, las plagas, las enfermedades, todo eso de lo que hablan los cristianos está aquí escondido.
  • La profecía – dije mientras me sentaba en el suelo – ¿crees que puede ser real?
  • Escuché muchas cosas cuando estábamos con Mihail, se supone que la famosa pareja de luz y oscuridad abrirá la grieta. Una grieta imposible de cerrar por cualquiera, la especie humana se extinguirá poco a poco, pero escuché al segundo al mando de Mihail hablar de dos elegidos, dos humanos que serian los encargados de cerrarla o de hacerla lo suficientemente grande como para que no hubiera marcha atrás.
  • ¿Cuál es el desencadenante de todo esto? No lo entiendo, ¿Qué puede hacer esa pareja de luz y oscuridad para abrir esa grieta? – me pregunté más a mí misma que al demonio. Recordé de nuevo la profecía y volví a quedarme en el mismo callejón sin salida que cuando la estudiaba en el palacio de Mihail.
  • Creo que sé de alguien que podría ayudarnos con esto – dijo pensativo Keiran – no será fácil encontrarla, estoy seguro de que ya la han estado buscando Mihail y Val para que les de alguna respuesta.
  • ¿De quién estas hablando? - pregunté.
  • Luna, es una vieja demonio que me debe más de un favor, ella es la más sabía de las mujeres que conozco, pero su sabiduría siempre tiene un precio.
  • Vamos a hablar con ella, sea el precio que sea el que nos pida, necesitamos toda la información posible para dejar de dar palos de ciego.
  • Tienes razón, no te muevas de aquí, voy a buscarla, cuando la localicé, vendré a buscarte – me miró como nunca antes lo había hecho, estaba preocupado.
  • Ves – le dije tocándole el brazo, gesto que nos sorprendió a los dos.
  • No somos amigos mojigata, no vuelvas a hacer eso – inmediatamente quité mi mano de su brazo y le fulminé con la mirada.
  • Estoy deseando librarme de ti – dije mientras se desvanecía en el aire. No sabía si mis palabras eran sinceras o no, estaba hecha un lío, había empezado a olvidar que Keiran me iba a matar en el momento en el que su pulsera se cayera.





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