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jueves, 18 de septiembre de 2014

Ragnarok 28







Fiesta de disfraces”
Aislyn

Keiran se pasó por mi dormitorio poco antes de que comenzáramos a disfrazarnos, no quería que Eilen pasease sola por el palacio, pero tenia que ir a su dormitorio ha coger sus cosas para instalarse en el mio definitivamente y no quería que la acompañara, decía que no iba a poder estar siempre pegada a ella, que ya estaba mejor y que podía defenderse sola. Le di mi voto de confianza y la deje marchar sola.
  • ¿Vas a ir a la fiesta de disfraces? - me preguntó un poco incrédulo.
  • Si, y de eso quería hablar contigo, esto nos dará tiempo para revisar el palacete en busca de salidas, mañana por la mañana tenemos que huir o nos van a matar.
  • ¿Tu y yo solos o también tu amiga y su demonio? . Me preguntó mientras se tumbaba sobre mi cama y apoyaba su cabeza sobre las manos.
  • Los cuatro – le dije esperando que se opusiera, pero no dijo nada en contra.
  • No va a ser fácil escapar y mucho menos mantenernos los cuatro juntos sin que nos localicen los cazadores, tendremos que separarnos de ellos, lo sabes, ¿verdad? - no quería admitirlo, pero si, lo sabía, no duraríamos ni una sola noche juntos, seriamos como un punto rojo sobre una pared blanca. Un blanco fácil
  • Cuando llegue el momento ya veremos como lo hacemos, prefiero no pensar en ello por ahora – Keiran no dijo nada más solo se limitó a observar el dormitorio.
  • ¿De que te vas a disfrazar? ¿de monja? - joder pues era una buena idea, necesitaba algo que creara algún descontento y fuera ofensivo, y lo de la monja no lo iba a descartar.
  • Todavía no lo se ¿y tu? - pregunté con mucha curiosidad.
  • Del fantasma de la opera – me quede muy sorprendida, pero tenia que reconocerle la originalidad.
  • Ya viene tu amiga – dicho eso de esfumó.
  • Ya tengo el disfraz perfecto – chilló nada más atravesar la puerta.
  • ¿De que? - pregunté.
  • De ángeles – me encantó la idea.
  • ¿Puedo llevar alas? - pregunté
  • Si, y las puedo hacer super reales, vamos a ponernos manos a la obra.

Eilen conjuro varias telas blancas y con ellas y su magia conseguimos unos vestidos preciosos, ella le quería largo y yo preferí ponérmelo minifaldero, el escote era muy pronunciado y muy sexy y los zapatos dorados de tacón eran preciosos con cuerdas que subían entrelazadas hasta la rodilla. Nos pusimos un antifaz blanco con plumas y perlitas transparentes.
Mi amiga conjuró las alas con un hechizo de lo más complicado e inmediatamente note en mi espalda y la suya unas preciosas alas blancas que se movían batiendo lentamente, incluso podía sentir las suaves plumas cuando me rozaban.

  • Esto es maravilloso, ojala fuera otro sitio y pudiéramos disfrutarlo.
  • Pues si, la verdad es que cuando todo esto termine tenemos que repetirlo – le dije.
  • ¿Vamos? - no podíamos ir muy cerca la una de la otra porque nuestras alas chocaban y era bastante molesto por lo que me puse delante de Eilen y fuimos por el pasillo hasta el salón.

La fiesta ya había comenzado, muchas personas estaban fijándose en nosotras con cara de pocos amigos, había conseguido lo que quería, que me prestaran atención y que se molestaran un poco con nuestro disfraz angelical dentro de una manada de seres oscuros.
Un hombre enmascarado se acercó a nosotras con una sonrisa, era la primera vez que veía a Keiran sonreírme así

  • Mojigata, eres toda una provocadora – me dijo entes de coger a una preciosa vampiresa y salir a la pista a bailar. Me quede muy sorprendida, estaba en su salsa, incluso le hacia carantoñas a la vampiresa. Me imaginaba que esa noche no iba a dormir solo.
  • Tengo un mal presentimiento – me dijo Eilen.
  • Relajate e intenta disfrutar la fiesta – no estaba muy segura de por qué pero yo también tenia esa sensación de calma antes de la tormenta, algo no iba bien.

Bailamos con algunos valientes a los que nuestro provocador disfraz les hizo más gracia de lo normal, en uno de los bailes Mihail disfrazado de, como no, el conde Drácula, robó mi mano y se puso a bailar conmigo. El corazón me dio un vuelco, la atracción de los vampiros era magnética, pero la de Mihail era totalmente abrumadora.
  • No quiero matarte - me dijo al oído. Por el rabillo del ojo pude ver que Keiran había dejado de bailar y medio comerse a la morena y ahora me miraba fijamente a mi. Me había dicho que me mantuviera alejada de Mihail y yo estaba bailando con él, mucho más juntos de lo que le gustaría.
  • Pues no lo hagas – le dije directamente.
  • Eso es difícil, pero voy a darte una oportunidad de que puedas escapar, mañana a las doce del medio día, la puerta principal se quedará abierta, habrá un coche negro con las llaves puestas, cógelo y vete lo más lejos posible, no te garantizo nada, todos saldremos a cazaros y tengo la certeza de que no te vas a marchar sola – dijo mientras me señalaba con la cabeza a Eilen – vais a ser un blanco fácil, pero es decisión tuya.
  • ¿Por qué me ayudas? - le pregunté con curiosidad.
  • Conocí a tu madre, a tu madre biológica y la debía un favor que se lo voy a pagar, ayudándote a ti – me dejo completamente consternada.
  • ¿Madre biológica? Pero yo... mi madre... pero siempre... ¿quien es ella? - no podía creerme lo que había dicho, pero que demonios significaba... antes de poder contestarme me dio una vuelta y se marcho dejándome con la palabra en la boca, los brazos de Keiran me sujetaron y se dispuso a bailar conmigo, pero yo seguía buscando con la vista al conde Drácula.
  • ¿Qué no entiendes de la frase: mantente alejada de Mihail? - preguntó molesto apretándome la cintura, se suponía que me estaba haciendo daño, pero yo estaba en sock. El demonio se dio cuenta y aflojo el agarre - ¿Qué ocurre?
  • Nada, me ha dicho algo... inquietante – no quería hablar de ello, así que intente guardar esa información para poder pensar en ella cuando estuviera sola – mañana a medio día tenemos un coche en la puerta principal con las llaves puestas.
  • Es una trampa – dijo inmediatamente sin escuchar nada más.
  • No lo es – no sabía por qué estaba tan segura y mucho menos después de la bomba que me había soltado, pero sin saber el motivo, confiaba en él y por mucho que me doliera pensarlo, cada vez estaba más segura de que algo había mal en mi familia.
  • ¿Cómo puedes saberlo? - preguntó enfrentando mis ojos con prepotencia.
  • Lo sé y punto – zanje el tema y me fui a buscar a Eilen.






















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