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viernes, 12 de septiembre de 2014

Ragnarok 21


Capitulo 21



No es mi dormitorio”

Aislyn

Desperté en una habitación que no era la mía, rápidamente la reconocí como la de Keiran… las sabanas de la cama que me cubrían ¡eran negras! La noche anterior no había reparado en ello ¿A que clase de loco se le ocurriría eso? Nada más hacerme la preguntá fue respondida inmediatamente por mi cabeza. A tu demonio personal, ese que está esperando que despiertes para gritarte y despellejarte viva por lo que has hecho. ¡Joder! Me iba a matar. No literalmente por supuesto, pero iba a ser igual de humillante y doloroso. No quería levantarme de la cama, por primera vez le temía lo suficiente para cerrar los ojos con fuerza e intentar volver de nuevo a la inconsciencia que tan atractiva y placentera me resultaba en ese momento.

  • ¡Ni se te ocurra bruja! – juro que mi corazón se paro varios segundos. Luego pase a la defensiva.
  • ¿Por qué demonios estoy en tu dormitorio?
  • Porque me sale de las narices, ¿Qué paso con el hechizo? Fue interceptado fácilmente y caímos en una trampa, ¿estas loca? ¡Eres una niña mimada que no sabe hacer nada bien! – auch! Esas palabras me dolieron, pero que me lleve el infierno si iba a dejarle ver que me habían afectado.
  • Tu no hiciste nada para impedirlo, era mi primera vez y no salió bien, es normal…
  • ¿Realmente piensas eso? – no me dejo terminar así que me incorporé en la cama y enfrenté sus ojos. Estaba sentado en un pequeño sofá en una de las esquinas de la habitación – podíamos haber muerto por culpa de tu ineptitud y ahora tenemos que dejarlos libres y encima ir a visitar a ese imbécil de Val – la forma en que lo dijo me hizo ver algo en lo que no había pensado antes.
  • ¿Conoces a Val? – pregunté recelosa
  • No.. si, si lo conozco…
  • ¡Maldito imbécil! ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¡Creo que te lo pregunté hace días!– era mi turno para enfadarme y que me partiese un rayo si no lo iba a disfrutar.
  • No tengo por que contártelo todo – dijo secamente cruzándose de brazos.
  • Si tienes que hacerlo y de ahora en adelante todas mis preguntas serán respondidas con sinceridad y en el mismo momento en el que te las formule. Es una orden – el gruñido fiero que salió de la garganta consiguió ponerme los pelos de punta, pero me armé de fuerza y coraje para no echarme atrás. Su mirada asesina me estaba taladrando la cabeza, pero yo también podía jugar a ese juego y utilicé la mirada de indiferencia y prepotencia aderezada con una sonrisa auto suficiente que cabreó mucho más al demonio.
  • Voy a disfrutar matándote Aislyn, y lo voy hacer lentamente, tan despacio que me suplicaras que acabe contigo. Vete preparando por que en cuanto esta mierda se caiga de mi muñeca será tu sentencia de muerte. – después de decirme aquellas palabras se levantó y se marcho dando un portazo.

Esa última frase me había aterrorizado, él tenia razón, no debía confiarme, tenia que prepararme para luchar contra él, no sabía cuanto tiempo tenia ya que eso del guía y el pupilo no tenia un patrón confiable. Había gente que había estado con su guía dos años, otra gente que conocía había pasado diez años con él, y un primo lejano había pasado solo seis meses…
Tenia que aprender los hechizos del libro para defenderme y atacar a Keiran, tenia que matarle, preferiblemente de un solo golpe ya que visto lo visto esa noche la resistencia no era lo mio, pero había un problema añadido, él tenia ventaja, él sentirá la caída de la pulsera antes de que yo reparara en ello.
Me levante rápido de la cama y abrí la caja de madera que me habían dado, Keiran ya la había abierto a juzgar por la rotura del papel. Ambrosía. Ese era el nombre del pub donde se encontraba Val y estaba aquí en la ciudad.
Me fui a mi dormitorio a ducharme y arreglarme, quedaban siete horas para reunirnos en con Val. Ambrosía estaba a las afueras de la Washington en un sucio polígono industrial, así lo había descrito en winlow mientras concretábamos los puntos importantes de nuestro acuerdo.
Necesitaba evadirme, relajarme un poco y salir a tomar el aire,más bien salir a tomar unas copas. Me puse mi blusa granate preferida y unos pantalones negros muy ceñidos, parecía otra persona mientras miraba mi reflejo en el espejo, mis facciones se habían endurecido y el cansancio había hecho mella bajo mis ojos, asique decidí maquillarme un poco, al pintar la negra de mis ojos me di cuenta de cuan sexy estaba, mis ojos verdes resaltaban mucho más con el pelo negro que lucia esos días. Decidí dejarlo suelto y un poco alborotado. Parecía una mujer fatal, me gustaba mi nueva imagen, ya no era la cachorrita pelirroja de antes y pronto, cuando leyera y practicara cada conjuro del libro de Railyn, dejaría de serlo para siempre.
Salí de mi dormitorio y fui directamente al salón a coger mi abrigo y mi bolso, pero no llegue muy lejos antes de ser interceptada.

  • ¿Dónde demonios crees que vas? – preguntó mi grano en el culo.
  • A tomar algo a un bar, además a ti eso no te importa – le espeté mirándole furiosa.
  • ¿No vamos a ir a ver a Val? – su pregunta sonó inesperadamente entusiasmada.
  • Si, pero quedan seis horas y mientras, me voy a ir a pasar la tarde por los bares.
  • Voy contigo – su tono no dejaba lugar a dudas.
  • No vienes conmigo, es una orden, ¿entendido? – estaba disgustado,más bien cabreado a juzgar por el ruido que salía de su garganta. No me había dado cuenta de que si lo escuchabas con atención podría resultar hasta sexy. ¿En que puñetas estaba pensando? El celibato me estaba jugando malas pasadas y el encontronazo con en incúbo todavía había dejado algunas secuelas en mi libido.
  • Eres una idiota, espero que no hagas que nos maten o te buscaré en el infierno para hacértelas pagar – otra de sus amenazas que consiguió ponerme los pelos de punta.
  • Dejame en paz – dije según salía por la puerta y la cerraba con fuerza detrás de mi.

El demonio estaba empezando a cabrearme con sus modales, él no mandaba sobre mi, yo era libre y Keiran no. Me di cuenta mientras cogía un taxi para que me llevara a la ciudad, de que yo también estaba deseando que nuestra unión se terminara, aunque debía reconocer que tenia un poco de miedo.




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