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lunes, 8 de septiembre de 2014

Ragnarok 17



Capitulo 17


   “Efectos secundarios”

Keiran

  • ¿Qué demonios ha sido todo eso? – me preguntó el detective poco después de abrirme la puerta de su dormitorio.
  • Algo que no entenderías y no me apetece explicarte. Voy a poner una salvaguarda en tu dormitorio, Aislyn intentará entrar, no podrá y tú no debes salir de tu habitación pase lo que pase, no debes dejarla que se acerque a ti. La bruja me pido que no te hiciera nada, así que por desgracia no puedo echarte ningún conjuro, pero si se te ocurre salir del dormitorio te juro que te mataré – no sabía como de claro y conciso estaba siendo, pero sentí el miedo del humano ante mis palabras. Perfecto, un problema menos.
  • No se de que coño va todo esto y lo que no se, es por qué carajo me fió de ti, pero confía en mi, no saldré de la habitación, pase lo que pase – dijo muy obedientemente el chucho humano.
  • Perfecto – antes de cerrar la puerta susurré a los poderes y en menos de un segundo un campo magnético dejo completamente sellada la habitación del detective.

Esa noche pintaba ser divertida, por fin íbamos a ver a la bruja convertida en todo un demonio. Me fui sin hacer ruido a mi dormitorio y esperé pacientemente. No paso mucho tiempo cuando empecé a escuchar las maldiciones que provenían de la habitación contigua. sabía lo que estaba haciendo, intentaba resistirse con todas sus fuerzas e incluso sabía por experiencias muy cercanas que intentaría llenar el vacío del sexo ella sola, pero eso no funcionaria. Al cabo de media hora escuche la puerta de su dormitorio abrirse muy despacio, sentí sus pies andando por el pasillo de puntillas para no hacer ruido. ¿Realmente era tan estúpida? Yo era capaz de escuchar un alfiler cayendo contra el suelo a más de ochenta metros. Esto iba a ser muy divertido.
Como predije, ella fue primero al dormitorio del detective y me jodió realmente no haberme equivocado, se suponía que yo estaba más cerca… ¿Por qué mierdas me importaba? ¿Por qué no había puesto salvaguardas en mi propia habitación?
  • ¿Alec? Soy Aislyn… ¿puedes abrirme? – ronroneó la gatita en celo. El detective había hecho lo que yo le pedí y no prestó atención a la puerta – vamos se que estas dentro, ábreme, quiero hablar contigo – la tensión en su voz era igual que la de un heroinómano pidiendo su dosis en el momento cumbre de su mono. Estaba desesperada - ¡maldita sea! ¡Abre la puerta! ¿acaso no me deseas?

El silencio volvió a reinar en la casa, pero yo sabía que no por mucho tiempo. La bruja había intentado todo tipo de conjuros contra mi salvaguarda y todos habían sido inútiles. Era el turno de intentarlo conmigo. La puerta de mi dormitorio se abrió despacio y pude vislumbrar su silueta antes de que entrara y cerrara tras ella. Aislyn consiguió pillarme por sorpresa por primera vez y antes de lo esperado estaba tumbada sobre mi en la cama. La excitación recorrió mi cuerpo por ese mili segundo que me pillo desprevenido pero antes de que sus labios tocasen los míos me desaparecí para volver a aparecerme justo detrás de ella e inmovilizarla.

  • Esto que estas haciendo, te va a pesar por el resto de tu vida mojigata – le dije mientras me reía, iba a disfrutar mucho recordándola esa noche en cada ocasión que tuviera.
  • Da igual, tómame, hazme todo lo que quieras yo necesito… - no deje que terminara la frase. No sabía por que ya no me sentía tan bien como antes. Que hubiera elegido primero a Alec antes que a mi, me había jodido aunque seguía sin comprender el motivo. Decidí ayudar a la bruja para que me debiera un favor así que la amordacé mágicamente y la ate a mi cama. No quería reconocérmelo a mi mismo, pero la pequeña mojigata me había excitado más de lo que me hubiera imaginado. Eso si que era nuevo, pero quien podría culparme, llevaba más de medio siglo sin acostarme con una mujer.









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