Capitulo 16
“El
despertar”
Aislyn
El
sueño era muy real. Un hombre increíblemente guapo y sexy estaba
desnudo sobre mi. Me besaba el cuello y los senos con una pasión que
me desbordaba, su aliento recorría cada parte de mi cuerpo
acariciándome y estremeciéndome de placer. Nunca había sentido
nada parecido, no quería que acabara, quería alargar los
preliminares, pero también ansiaba llegar a la penetración, solo
pensar lo bueno que seria cuando estuviera dentro de mi, hizo que mi
cuerpo diera un bandazo y se estremeciera bajo semejante espécimen
masculino. No sabía su nombre, ni me importaba, solo quería que me
tomara, que me hiciera suya, él entendió el deseo de mis ojos y no
me hizo esperar mas, se hundió fuertemente dentro de mi y comenzó a
moverse con ferocidad, era tan bueno que me escuche gemir más fuerte
en el silencio de la noche, necesitaba terminar con mi sufrimiento,
quería perderme en un orgasmo maravilloso, pero cuando casi estaba
apunto de hacerlo, una voz se entrometió en mi sueño. Keiran, era
su voz, pero no entendía bien lo que decía, y la verdad es que
tampoco me interesaba. Mi hombre comenzó a subir la velocidad de sus
embestidas y yo comencé a hiperventilar, estaba llegando al clímax,
pero justo antes de que culminara algo frió se derramó por todo mi
cuerpo dejándome completamente helada. El sueño comenzó a
desvanecerse y mi hombre perfecto también. Le grité que no se
fuera, pero solo me sonrió y me dijo “otra vez será”.
Cuando
abrí los ojos vi dos caras enfadadas sobre la miá, me sentí fría
y mojada, como si me hubieran tirado un cubo de agua fría…
- ¿Me habéis tirado agua fría? – pregunté incorporándome y tapándome con la manta. Aunque no hacia falta, ya que en la realidad no estaba tan desnuda como en el sueño – pero ¿Quién os creéis que sois? No podéis entrar así como así en mi dormitorio, ¿sois unos pervertidos o que os pasa? ¡maldita sea! Me habéis arruinado el sueño – dije enfocando mi mirada sobre la sonrisa prepotente que tenia Keiran. Alec estaba más que avergonzado, así que paré de instigarle y me concentre íntegramente en mi maldito demonio - ¿Por qué puñetas te ríes? – pregunté haciendo que su jodida mueca se ensanchara.
- Te lo estabas montando con un incúbo, no sabía que estuvieras tan desesperada – dijo Keiran de lo más tranquilo.
- No se a que te refieres, es imposible que un incúbo haya entrado en la casa, puse salvaguardas – me excusé todavía frunciéndole el ceño.
- Ellos son entes, no pertenecen a ningún bando. ¿Sabes lo que te podía haber pasado si llegas a correrte? – sus palabras me estremecieron y consiguieron que me pusiera roja como un tomate. Alec levantó la mano se disculpo conmigo con un gesto de su cabeza y salió del dormitorio sin decir nada.
- No se nada sobre ellos, pero son inofensivos y no creo que sea asunto tuyo… - no me dejo terminar.
- Si es asunto mio, si llegas a correrte él se hubiera apoderado de tu alma y podría hacer cualquier cosa contigo, serias su marioneta y yo también. Ellos te roban el alma – me explicó mientras daba vueltas por la habitación. No había caído hasta ese momento en que no llevaba puesto nada más que unos bóxer negros muy sexys y yo estaba todavía demasiado caliente, por lo que mi mirada se quedo fija en esa parte durante un largo tiempo - ¿Interesada? – dijo burlón sacándome de mi vergonzosa atención hacia sus calzoncillos.
- Que te jodan – le dije volviéndome a poner colorada, pero esta vez enfrentado su rostro que me miraba de forma prepotente y con esa sonrisa suya ladeada que tanto me sacaba de mis casillas - ¿Cómo hago para protegerme de ellos?
- No puedes y durante las próximas diez horas, vas a pasar por algo realmente… estresante. Intenta no salir del dormitorio durante estas próximas horas – Me dijo mientras se acercaba a la puerta.
- ¿De que hablas? ¿Qué me va a pasar? – no contestó a mi pregunta, solo se giró y me lanzo una sonrisa perfecta. El muy desgraciado estaba disfrutando con esta situación.
Me
quede sola en mi dormitorio, estaba completamente empapada y había
comenzado a tiritar. Lance un conjuro que secó la ropa y las sabanas
y me levanté para coger mi grimorio personal y averiguar un poco más
sobre los incúbos.
Las
primeras palabras del grimorio comenzaron a asustarme.
“Los
incúbos son una clase de demonio que tienen la predilección de
tomar energías de las personas a través de su sexualidad, para
alimentarse de ellas hasta agotarlas física y mentalmente, extraen
la energía vital y poseen a sus victimas por la noche
preferentemente, una vez culminado el acto ellas se convierten en sus
esclavas y pierden completamente su voluntad y su alma. Los incúbos
son espíritus masculinos que suelen atacan a mujeres solteras y con
una frustrada vida sexual, también son contratados por demonios de
alto rango para someter a mujeres humanas o brujas. Por las noches se
acercan y envían mensajes de placer, hasta que en la victima se
forma un pensamiento constante y les produce sueños eróticos
intensos. Cuando el incúbo siente que la mujer se ha dejado llevar
completamente por esa erótica fantasía, este extraemásenergías
hasta tomar forma corpórea en nuestra realidad y convertirse así en
un ser de carne y hueso. Las pocas mujeres que son capaces de
resistirse al incúbo, pasan varios días en cama con anemia y
cansancio extremo, pero la peor parte se la llevan las mujeres que
despiertan poco antes de que el incúbo se materialice, cuando el
placer sexual de ella está casi en la cumbre, deben pasar varias
horas encerradas ya que su apetito sexual se incrementa con una
potencia inimaginable y solo desean sexo frenético hasta que se
desintoxican. Es un trance muy parecido a una borrachera, pero la
diferencia es que luego ellas recuerdan todo lo que hicieron, ya que
lo único que hace esa “toxina” es quitar todos los prejuicios,
escrúpulos y hace que culminar un acto sexual se convierta en una
obsesión.”
Joder.
No me ocurría otra palabra para describir ese momento, me iba a
volver loca, vivía con dos hombres en la misma casa, esto iba a ser
peligroso y bochornoso.
La
imagen de esos dos hombres sobre mi, levantó un calor horrible por
mi cuerpo y fue así cuando me di cuenta de que mi tiempo de lucidez
empezaba a terminarse. Lancé un conjuro de sueño, pero una parte de
mi, la parte intoxicada por el demonio hizo que no funcionara,
intente atarme con cuerdas mágicas, pero tampoco funcionó. Sentía
como el calor y el deseo se apoderaban de mi y comenzaban dejar a un
lado mi moral, mi integridad e incluso mi miedo. Estaba dejando se
ser yo misma.
Antes
de perderme en mi nuevo yo, esperemos que por poco tiempo. Solo un
pensamiento lucido se me paso por la cabeza. Mi jodido demonio iba a
disfrutar con esta historia y se reiría de mi durante demasiado
tiempo para soportarlo.
No
había inhibiciones, no había moral, no tenia ética solo deseo
sexual, era una loba y me gustaba, necesitaba cazar una presa, quería
aprovechar el momento.
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