La sensación de anticipación era abrumadora, la adrenalina corría por mis venas, y mi cerebro había insertado en mi cuerpo el chip de caza.
Había
dos camiones y varios coches, era lógico que a esas horas de la
mañana no hubiera demasiada gente, y eso para mi primera caza era lo
mejor.
Cuando
entré mi cerebro registro inmediatamente a todas las personas que
había a la vista. Mi olfato y mi oído registraron el resto de
personas que estaban en los reservados, en total eran cinco humanos.
- ¿Dónde vas guapa? - preguntó uno de los camioneros.
- A comer, que tengo mucha hambre – contesté con una voz tan seductora que ni yo misma reconocí.
Antes
de seguir escuchando comentarios sexistas y obscenos me lancé hacia
el hombre que tenía más cerca, y le mordí en el cuello. Mis
dientes traspasaron la piel como si se tratase de mantequilla.
Escuché
los gritos, y vi como otros dos hombres y dos mujeres intentaban
salir de allí.
Tiré
el cuerpo casi inerte que había drenado casi por completo y fui
hacia el grupo.
Asesiné
a dos de ellos, a una de las mujeres le arranqué el corazón y al
hombre le rompí el cuello.
Los
otros dos estaban agazapados en un rincón rogando por su vida. Algo
que me resultó de lo más divertido.
Yo
no soy así. Me dije a mi misma sintiendo como alguien empujaba desde
mi interior... ¡yo no soy una asesina! Escuché gritar a mi
subconsciente.
- Detente o te vas a arrepentir cuando recuperes de nuevo tu parte de ángel – me dijo una voz conocida justo detrás de mi. Chris.
- ¿Tú que sabes? ¿Has sentido esta libertad alguna vez? - pregunté sin apartar la vista de los humanos que seguían mirándome aterrorizados.
- Claro que lo he experimentado, ahora mismo eres como un demonio en plena adolescencia... solo te guían tus impulsos, hace falta años para poder controlarlo y volver a tener sentimientos – explicó.
- ¿Por qué iba a querer tener sentimientos? - le pregunté divertida – es mucho más divertido vivir así – reconocí esa vez dándome la vuelta para enfrentarlo.
- Porque tener sentimientos es la parte más humana de un demonio y es la única manera de ser feliz – me dijo acercándose poco a poco. Mi cuerpo se estremeció al verlo y sentí como mi yo de antes empujaba más fuerte para intentar salir a la superficie. Me lancé sobre Chris, pero a diferencia de lo que había pasado con los humanos, no le mordí. Le bese en los labios como si no hubiera un mañana y sentí el fuego de la lujuria comerme por dentro.
- A mi esto me gusta y sé que a ti también – susurré sobre sus labios. Un ligero gemido le delató y no pudo resistirse a levantarme del culo para que me enroscara en su cintura. Inmediatamente después me empotró contra la pared como lo había hecho días antes... ese recuerdo removió algo dentro de mi.
- Esto no esta bien... te vas a arrepentir cuando recuperes la cordura – me dijo mientras desabrochaba mi blusa.
- No, he estado deseando hacer esto mucho tiempo – le dije mientras seguía comiéndomelo a besos.
- Así no es como quiero hacerlo – espetó y luego sin más se apartó de mi dejándome caer al suelo. ¡Me había rechazado! Sentí como la furia inundaba mi ser, pero de alguna manera noté también como mi yo oculto abría una pequeña grieta en el muro que había levantado.
El
mismo sentimiento que había ocurrido en el coche volvió a sacudirme
y mis sentidos volvieron a embotarse, me mareé mucho más de lo que
me había mareado antes y sentí como mi conciencia, mi culpa y mis
escrúpulos volvían poco a poco a recuperar el control de mi misma.
Chris
vio el cambio en mis ojos y se acercó despacio a mi. Cuando todo
terminó y repasé mentalmente todo lo que había hecho no pude
evitar derrumbarme en el suelo y echarme a llorar.
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