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sábado, 23 de agosto de 2014

Quimera



Capitulo 54


Debieron dejarme inconsciente, porque volví a mis sentidos con un fuerte pinchazo en la cabeza, alguien me había golpeado y con razón, me regañe a mi misma. Había atacado a la persona que me había salvado la vida, realmente me había convertido en una criatura horrible.

  • Lo siento... no sé que me pasa – me disculpé incorporándome sobre la cama. Los dos hombres estaban sentados uno a cada lado de la habitación.
  • ¿Recuerdas algo de lo que sucedió? - preguntó Nathan.
  • No, no recuerdo nada, ¿dónde esta la chica? - pregunté intentando cambiar el tema, nunca me había sido fácil engañar a Chris.
  • La hemos mandado a casa sana y salva – me dijo el demonio mirándome fijamente y estrechando los ojos.
  • Explicarme que demonios ha pasado – les exigí.

Me contaron todo lo que ya sabía y me explicaron que el tribunal se había hecho con Olivia y se la había ejecutado, que la muy perra quemó el libro y que dejo muy mal herida a Baily.
Chris contó de forma muy escueta y sin detalles lo que sucedió cuando habló con Dios, no dijo que me vio allí con ella y omitió detalles importantes como lo que le había dicho que me hiciera regresar como lo que yo deseara ser.

  • ¿Qué voy hacer ahora? Tengo que hablar con mi padre y con Blake... tengo que explicarles.
  • Ya están al tanto no te preocupes los he llamado yo hace media hora cuando Chris te ha golpeado y te ha dejado inconsciente – comentó Nathan como quien no quiere la cosa.
  • ¿Me golpeaste? - le pregunté con indignación fingida. Su sonrisa me ahogó por completo y me vi a mi misma sonriendole en respuesta.
  • Me temo que si y que no va a ser la ultima vez, tienes que aprender a controlarte y para ello tienes que apartarte de humanos y sobrenaturales por una larga temporada así que te vienes conmigo – me dijo Chris.
  • Ni hablar... te dije que eso teníamos que hablarlo primero – discutió Nathan.
  • Chris, ¿puedo hablar con Nathan a solas? - solicité. El demonio pareció algo confuso, pero finalmente accedió.
  • Esta bien, iré a ver si Mia ha llegado bien a su casa – nos dijo sin más. Un ramalazo de celos volvió a recorrer mi cuerpo, pero con mucho esfuerzo conseguí concentrarme en lo que tenía que hablar con Nathan. El demonio se marchó sin echar la vista atrás. Estaba diferente, no enfrentaba mis ojos con la misma seguridad en si mismo que siempre había tenido.
  • Sé lo que me vas a decir – espetó el vampiro antes de que yo abriera la boca.
  • Bien, pero necesito decirlo – contesté yo dando unos golpes a la cama para que se sentara junto a mi – Voy a ir con Chris... - comencé a decir – tengo que entrenar mis instintos, y tengo que aprender a ser un demonio. Necesito reprimir cuanto antes la ira y las ganas de matar a todo el que me rodea. De hecho estoy luchando por no destrozar este sitio y salir a beber sangre.
  • En la nevera tienes un par de botellas – nada más dijo eso volé hasta ella y mordí la primera botella, otra vez estaba montando el numerito, no me habría costado nada abrir el tapón, y seguramente así no me hubiera cortado los labios con el plástico, pero dejaba de pensar cuando la sangre estaba por medio, mi horrible adicción se había intensificado con el cambio.
  • Creo que Baily me va a matar – dije nada más terminarme la segunda botella y ver que el suelo estaba lleno de salpicaduras de sangre y mi ropa... bueno, estaba para tirar.
  • No lo demoremos más – me dijo Nathan parándose detrás de mí.
  • Estoy enamorada de Chris... yo no sé como ha pasado... te sigo queriendo, pero no es lo mismo y ahora lo tengo claro - dije recordando la conversación de Dios. Ella buscaría dentro de mi lo que más quisiera y eso había terminado por ser el demonio, por eso cuando había recobrado la vida y sentí que me había convertido en alguien como Chris, supe de inmediato que mi destino estaba con él.
  • Lo sé... la jinsey ha dejado claro que yo ya no soy tu destino – me dijo Nathan dejándome un poco estupefacta – supo de tu destino nada más verte...
  • No quiero que Chris sepa nada de esto – le dije sorprendiéndole. Sus ojos verdes esmeraldas antes incapaces de fijar su mirada en los míos se agrandaron y luego se estrecharon suspicaces.
  • ¿Por qué? - preguntó.
  • Por el momento no quiero que sepa nada, quiero irme con él y entrenar mis instintos, quiero volver a ser la misma que era y una vez eso ocurra si él espera y sigue sintiendo lo mismo... yo se lo diré – expliqué.
  • No quiero saber mas... yo no sé muy bien como encajar todo esto, es complicado... pero aun así si él no te acepta, si quieres volver a mi... yo estaré dispuesto a esperar...
  • No me esperes Nathan, no lo merezco y no podría volver de nuevo a ti, porque tú no te merecerías eso tampoco – le dije acariciando su rostro.
  • Solo déjame saber de vez en cuando que estas sana y salva y no dejes de llamar a tu familia, esos vínculos son los que te hacen más humana – me aconsejó tirando de mi hacia él. Nos abrazamos y se sintió bien, sé sintió como lo más correcto entre nosotros.



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