Aviso importante

Las novelas aquí publicadas son de mi autoría y están registradas en el registro de la propiedad intelectual de España a mi nombre.
Para cualquier duda o aclaración, se puede contactar conmigo al correo: alba.galvez1985@gmail.com

martes, 19 de agosto de 2014

Quimera



Cuando abrí los ojos tenía me sentí igual que un mono de feria, todos estaban mirándome desde arriba, por lo que supuse que yo estaba tumbada en el suelo.
¿Cómo había llegado allí?

  • ¿Te encuentras bien? - preguntó Dante, sin apartar la vista de mis ojos.
  • De un solo vistazo puedo darme cuenta de que no esta bien, se ha desplomado en la ducha y ahora esta aquí con cara de no recordar nada y con los ojos rojos brillantes – aclaró la mediadora. ¿Ojos rojos?
  • Me encuentro bien, estoy algo desorientada, pero bien – dije levantándome. Eché mano al albornoz que al ver mi expresión horrorizada Chris se apresuró a señalar a Baily para darme a entender que había sido ella quien me lo había puesto.
  • Son las cinco de la mañana, yo me voy a casa de mi hermano, ¿Vienes? - me preguntó Nathan. Dudé un momento, pero fue Dante quien respondió por mi.
  • No es aconsejable que su extraño estado este dándose paseos – dijo el vampiro mientras se ponía la chaqueta.
  • ¿Dónde vais vosotros? - les pregunte a Dante y a la mediadora que se disponían a salir por la puerta.
  • Vamos a reunirnos con los cuatro escuadrones que van a asaltar la mansión de Olivia esta noche – me aclaró Baily guiñándome un ojo.
  • Me gustaría quedarme... - comenzó a decir Nathan al ver que nos íbamos a quedar solos el demonio y yo.
  • Aquí sobras – espetó Chris sin un ápice de tacto.
  • Ves a ver a Alaric y a Violet, asegúrate de que están bien – animé al vampiro que a regañadientes se marchó del tétrico piso – espero que se mude o redecore este sitio... - comenté levantándome del sofá. ¿Cómo había llegado hasta el sofá? Otro maldito lapsus.
  • ¿Qué te pasa? - me preguntó Chris acercándose a mi deprisa.
  • Ya que estamos solos me gustaría poder hablar contigo – le dije enfrentando sus ojos azules.
  • No hay nada más temible que una mujer diciendo eso – refunfuño sentándose en el sofá donde sin darme cuenta me había sentado yo también.
  • No sabemos si esto va a salir bien, hay muchas posibilidades de que no supere este cambio, de hecho cada vez me noto peor... no se como explicarlo pero siento como hay una presión en el pecho que me va aplastando más y más – le expliqué – no quiero que te flageles por no haberme impedido que me tomara el elixir.
  • ¿Quien te ha dicho que me este flagelando? - preguntó altivo.
  • Tus ojos cuando me miras – contesté mucho más altiva.
  • No quiero perderte... ahora que estas tan cerca, no puedo pensar en perderte – reconoció evadiendo mis ojos.
  • Hable con Nathan, le conté lo que sentía por ti – dije sin saber por qué.
  • ¿A si? ¿Qué te parece si me lo cuentas a mi también? - preguntó esta vez con una sonrisa ladeada tan atractiva que a mis instintos les costo un triunfo concentrarse.
  • Creo... bueno no estoy segura, pero creo que me he enamorado de ti. No se muy bien como y cuando a pasado, solo sé que ha pasado y que me siento fatal por Nathan y por lo nuestro. Es como si mi destino fuera estar con él, pero algo diferente me arrastrara a ti... o al contrario, tengo dudas... os quiero a ambos... y no sé que puedo hacer.
  • No puedo entender como te sientes, no puedo ponerme en tus zapatos... tiene que ser complicado recuperar tantos recuerdos y sentimientos de golpe... no es extraño que esos sentimientos se hayan deformado o debilitado, pero sé que un amor así tampoco se puede esfumar de la noche a la mañana, ademas el jodido vampiro no se va a dar por vencido – Chris se recostó en el sofá y prosiguió la conversación en una postura más cómoda – cuando todo esto termine y te conviertas en lo que sea que te convertirás cuando dejes de ser una quimera todo va a cambiar.

Antes de que pudiera decir o añadir nada, sentí un horrible dolor en el estomago y unas tremendas ganas de vomitar. Si darle a Chris ninguna explicación fui rápidamente hacia el baño y me arrodillé frente a la taza.
Solo hicieron falta dos arcadas para que mi cuerpo expulsara toda la sangre que había ingerido. Mi estomago no se quedo aliviado hasta que lo echó todo. Sabía que Chris estaba parado en la puerta del baño. Terminé y me enjuagué la boca con agua y un enjuague bucal de menta que tenía la mediadora junto a su cepillo de dientes, después me miré fijamente en el espejo. Chris entró en el baño, se puso detrás de mí y ambos miramos nuestro reflejo.
Mi rostro estaba demasiado pálido, y las ojeras comenzaban a ocupar un sitio predominante en mi cara.

  • No me veo nada bien ¿verdad? - pregunté nerviosa sin apartar mis ojos del reflejo del demonio.
  • No, tienes un aspecto horrible – reconocido divertido.
  • Sobreviviré – dije ahogando un quejido en su garganta y borrándole la sonrisa de la cara. Me dí la vuelta y le abracé con fuerza.
  • Eso espero, o te buscaré a donde quiera que vayas y te daré una paliza – me susurró el demonio al oído. Me aparté un poco de él, cogí su rostro entre mis manos y le besé.
El beso me supo a gloria, los sentimientos que despertaba ese beso en mi interior hacían que esa presión en el pecho que me oprimía poco a poco, se desvaneciera por momentos. Chris respondió cogiéndome por la cintura y apretándome fuerte contra su cuerpo. Los besos se iban haciendo más candentes y peligrosos.
Fuimos tropezando y sin dejar de besarnos todo el camino hasta la cama de una de las habitaciones del piso.
Nos daba igual de quien fuera esa cama, en ese momento iba a ser nuestra.
Podía sentir como la piel se le erizaba con cada roce de mis dedos. Podía sentir como mi corazón palpitaba como si fuera a salirse de mi pecho.
No había sentido un deseo igual nunca... ni siquiera cuando estaba con Nathan. Chris estaba encima de mi presionando su sexo contra el mio y de alguna manera conseguí quitarle la camiseta, el metió su mano por debajo de la mía y apretó con suavidad mi pecho. Un ramalazo de anticipación recorrió todo mi cuerpo como una descarga.

  • Si seguimos no voy a ser capaz de detenerme – me susurró Chris al oído. Cogí su rostro entre mis brazos y volví a besarle. Gruñó excitado y me arranco la camiseta.

La cosa siguió poniéndose caliente, tenía los dientes del demonio acariciando mis pezones por encima de un sujetador que comenzaba a estorbar tanto que casi quemaba. La mirada maliciosa de Chris me decía que iba a hacerme sufrir de placer y yo que llevaba ya mucho tiempo si sexo, sentía que me moría en sus brazos.

  • Vamos a parar ahora – dijo sin más mientras me daba un ultimo beso en los labios y se tumbaba junto a mi en la cama.
  • ¿Qué?¿Por qué? - pregunté intentando subirme encima. No me dejó, y me miró divertido.
  • Quiero hacerlo cuando estés bien, cuando realmente te hayas decidido por mi, cuando no sean solo tus instintos los que hablen – explicó dejándome boquiabierta. Ahora resultaba que era todo un romántico, ¿Quien me lo iba a decir?
  • Entiendo lo que dices – le dije pensativa – pero realmente no son solo mis instintos lo que hablan. Sé que estoy enamorada de ti y que jamas he sentido algo así por nadie, pero mi corazón también le pertenece a otra persona, esta completamente dividido – confesé dejando atónito al demonio.
  • Nathan y tú, ¿no te sentías de la misma manera con él?... - comenzó a decir, pero le detuve sentándome sobre la cama y poniendo la mano sobre su boca.
  • Es diferente... tengo la jodida seguridad de que lo que siento ahora es que por alguno de los dos siento lo que mi padre siempre ha llamado amor verdadero, pero realmente no estoy segura de por quien me siento así... – le dije.

Antes de que me diera cuenta se había incorporado y había sellado mis labios con los suyos, pero esta vez era un beso diferente... no había pasión en él, no había sexo, no había lujuria, solo había sentimiento.

Estábamos acurrucados sobre la cama sin decir nada, el silencio no se sentía incomodo, era un silencio pacifico, era un silencio que poco a poco fue convirtiéndose en la horrible calma que precede a la tormenta.


  • Chris... parece que no me siento muy bien... - dije con apenas un hilo de voz. El demonio se incorporó asustado y miró mi rostro con su cara desencajada.
  • ¿Qué puedo hacer? - me preguntó.
  • Quédate a mi lado... - dije y de pronto sentí como mi cuerpo se sacudía con increíble fuerza. Me quedé semiconsciente, no podía ver a Chris pero podía escucharle gritar algo sobre convulsiones y después nada. Todo se calmo, se volvió oscuro y no volví a escuchar nada mas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


Mapa de visitas