Aviso importante

Las novelas aquí publicadas son de mi autoría y están registradas en el registro de la propiedad intelectual de España a mi nombre.
Para cualquier duda o aclaración, se puede contactar conmigo al correo: alba.galvez1985@gmail.com

viernes, 15 de agosto de 2014

Quimera




Capitulo 47



El cuerpo me dolía de forma descomunal, con cada ligero movimiento sentía como si cristales se clavaran en todas mis articulaciones, temía abrir los ojos y que miles de esquilar los acuchillaran.
Estaba sobre una cama, eso era seguro, pero esa vez no olía a pachuli, olía a ropa limpia y seda.
Recordé lo que me había llevado a esa situación, recordé la tremenda lucha interna conmigo misma y recordé los brazos y los ojos de Chris.
Mis ojos se abrieron de golpe e intenté incorporarme sin éxito. Sentía un frio desgarrador y un sudor extraño cubría mi piel.
Nathan estaba sentado a mi lado y se acercó rápidamente.

  • ¿Qué ha pasado? – le pregunté con una terrible voz pastosa.
  • Llevas más de doce horas durmiendo, tienes mucha fiebre… Marie Grace dice que tu cuerpo está luchando contra el elixir… ¿hay algo que no me has contado verdad? – preguntó acariciando mi rostro.
  • Es complicado… yo… necesitamos encontrar un Jinsey cuanto antes… necesitamos conseguir que me ayude – expliqué.
  • ¿Qué tiene que hacer para ayudarte? – preguntó el vampiro acercándose más a mí. Sus ojos reflejaban un pesar y una preocupación de la que yo no me sentía digna.
  • No lo sé, el siguiente paso esta en el libro que tiene Olivia… - mi voz se apagaba y el sueño volvía a reclamarme.
  • Ya he hablado con Dante, Baily y él están en ello, pero no sabemos cuándo lo van a conseguir – reconoció preocupado - ¿Qué pasará si no encontramos al Jinsey?
  • Moriré – reconocí enfrentando sus ojos. La noticia le golpeó como un martillo.
  • ¿De qué demonios estás hablando? La bruja no ha dicho nada de eso - le detuve con un gesto de la mano.
  • No sé muy bien de donde me viene la certeza... bueno las palabras del shinigami ayudan... sé que siempre y cuando un Jinsey me ayude con el siguiente paso, tendré bastantes posibilidades de sobrevivir – expliqué quedándome sin aliento.
  • ¿Por qué demonios has tomado el elixir cuando sabías todo esto? – gritó poniéndose en pie de golpe - ¿En qué demonios pensabas? – recriminó echándose las manos a la cabeza – Norah no puedo perderte, no puedo perderte una vez más y mucho menos así… yo…
  • Nathan… creo que tengo que empezar a ser sincera contigo y conmigo misma – dije antes de soltarle la bomba – Siento algo por Chris, – era el momento de sincerarse, no quería seguir engañándome a mi misma y mucho menos a él.
  • Lo sé – dijo resignado volviendo a sentarse a mi lado. Su respuesta me dejo atónita – he visto como le miras… no soy ningún estúpido, pero no pienso darme por vencido, no ahora que de nuevo te tengo tan cerca… no puedo dejarte ir sin luchar, ademas sé que también me amas a mi, todo lo que fuimos y lo que tuvimos no se puede esfumar con tanta facilidad
  • Nathan… eso no.. – no me dejo terminar y selló mi boca con sus labios. Se sentían fríos en comparación con la temperatura que tenía mi cuerpo, pero también se sentían familiares… había amado a ese hombre más que a mi propia vida, pero el tiempo es una cura y los sentimientos no pueden restearse de la misma forma que un ordenador, al borrar esos sentimientos durante tanto tiempo… estos se habían debilitado, pero como muy bien había dicho el vampiro, no se habían borrado por completo y mi corazón seguía correspondiendo al suyo, y mi cuerpo seguía respondiendo estremecido a su contacto.

Sé que volví a quedarme dormida, pero en medio de la noche o el día, no estaba segura, volví a despertarme al sentir a alguien recostado a mi lado.
Abrí los ojos, y esa vez me sentí físicamente mucho mejor, ya no tenía tanta fiebre y el cuerpo ya no me dolía tanto.

  • ¿Estarás contenta con la que has formado? – preguntó una voz conocida.
  • ¿Habéis encontrado un Jinsey? – pregunté haciendo caso omiso a las afiladas palabras de Chris.
  • Estoy en ello pequeña, tengo a varios demonios que me debían un favor intentando localizar alguno, pero en mis más de quinientos años jamás he visto uno así que lo tenemos jodido – reconoció tumbándose de lado para enfrentar mi rostro, yo hice lo mismo.
  • Me siento mucho mejor – le dije quizás para tranquilizarlo.
  • La vieja bruja ha dicho que según el libro pasarías unas horas con mucha fiebre, tenemos tres días, bueno en realidad han pasado más de veinte horas desde que te tomaste el mejunje, por lo que nos quedan cincuenta y dos horas, para salvarte el pellejo.
  • Tiempo suficiente así que, no sigas mirándome como si hubiera cometido un asesinato y pongámonos manos a la obra – le dije empujándole el pecho con mi mano.
  • Si hubieras matado a alguien no me preocuparía nada, pero lo que me jode es que si no logramos encontrar a un jodido ser invisible, te habrás suicidado – dijo con un gruñido.
  • No me vengas tu también con el sermón, sabes perfectamente que tenía que tomarlo que si no jamas iba a poder ser libre – espeté dejándome caer de espaldas y fijando la mirada en el alto techo de la habitación.
  • Yo te hubiera protegido.
  • ¿Cómo? ¿De la misma manera de la que me protegió Nathan? - instigué enfadada. Todo lo que había sucedido en el pasado había sido por culpa de ser una quimera y eso era algo que jamas me iba a perdonar.
  • Me temo que no, yo soy mucho más egoísta, jamas te hubiera apartado de mi lado – contestó con sinceridad el demonio.
  • Entiendo el porque de lo que hizo, y aunque no este de acuerdo porque soy la parte más vulnerable, creo que yo hubiese hecho lo mismo – reconocí.
  • Hueles a él – espetó sin más el demonio – no me gusta... ya no puedo soportarlo... - pensé en el beso que me había dado y en el tiempo que se había quedado a mi lado en la cama.
  • ¿Cuándo te empezaste a sentir así conmigo? - pregunté sin saber muy bien como abordar el tema.
  • ¿Enamorado? - preguntó con una media sonrisa – puedes decirlo, no me importa, es la jodida verdad... - dijo arrimándose más a mí y haciéndome girar el rostro para enfrentar el suyo.
  • Desde que estuviste a punto de meterte una bala en la cabeza – reconoció – fue en ese momento, al ver la determinación en tus ojos, cuando algo se encendió dentro de mi... – explicó sin dejar de clavar sus ojos en los míos – ademas, que hombre no es capaz de enamorarse de una mujer que le ha disparado en las piernas más de seis balas...


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Te vas sin dejarme un comentario....

Te vigilo....


Mapa de visitas