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viernes, 1 de agosto de 2014

Quimera




Capitulo 31



El hechizo funcionó perfectamente, todos estaban ya muy lejos del club y yo me aparecí frente a Blake que portaba consigo otro trozo más de la ramita de olivo hechizada.
Mary y él habían estado toda la tarde reunidos a través de skype para poder realizar el encantamiento en el que habían participado todos los brujos del aquelarre.
El plan principal era sencillo, volarla por los aires con una explosión que muy efectivamente habían preparado Chris y Dante, pero eso no nos aseguraba que hubiera muerto, por lo que la segunda parte del plan comenzaba en ese momento.
Estábamos en el coche por la autovía y corríamos mucho más de lo que estaba permitido. Nathan iba al volante.
Alaric y Violet se marcharon antes de que montáramos en el vehículo, no dijeron donde, pero asumí que seria a un lugar seguro. Blake se marchó también dándome un fuerte abrazo, y Dante, Chris, Nathan y yo, nos fuimos a la segura casa de New Jersey. Era un enorme chalet hechizado por un poderoso aquelarre de brujos, era casi imposible de localizar por los demonios aunque algo en la extraña expresión de Chris al ver la casa me dijo que no era la primera vez que la veía y no parecía traerle muy buenos recuerdos.

  • Dante... tengo una pregunta antes de que te marches – le dije nada más llegar a la puerta de la casa y al ver que él no iba a entrar.
  • Dime preciosa, ¿En que te puedo ayudar? - preguntó sonriendo. Era un hombre muy atractivo.
  • Ella dijo que seguía siendo una quimera, ¿hay alguna manera de dejar de serlo? - pregunté por fin sacándolo todo de mi cabeza. Había pasado todo el trayecto en coche hasta la casa dándole vueltas.
  • Es... complicado, se han escuchado historias sobre quimeras que han dejado de serlo... hay un libro perdido, uno que se supone que escribió una quimera hace muchos siglos, donde explicaba todo, pero no se sabe si es o no una leyenda – explicó Dante
  • No es una leyenda – afirmó con rotundidad el demonio.
  • ¿Cómo lo sabes? - pregunté esperanzada.
  • Porque la primera mitad de ese libro esta en manos de Olivia – espetó dejándonos completamente estupefactos.
  • ¿Tú lo has visto? - preguntó Dante.
  • Si, hace muchos años pude verlo... es una larga historia, pero una bruja luchó a muerte contra Olivia y al final lo único que consiguió antes de ser destripada, fue lanzar un hechizo y partir el libro por la mitad.
  • No se sabe como conseguir esa otra mitad o donde fue a parar, ni si quiera se sabe si existe o no– dijo Nathan dejándome estupefacta.
  • ¿Cómo sabes tú eso? - preguntamos Dante y yo a la vez.
  • Investigué mucho hace años sobre ese tema... yo quería mantenerte a salvo – explicó el vampiro nervioso. Sabía que algo había sucedido entre él y yo en el pasado, algo que había olvidado... pero no quería pensar en ello en ese momento.
  • Tiene que estar en algún sitio protegido por brujas muy poderosas – espetó Chris que lucia bastante más molesto que de costumbre.
  • Pondré a alguien a buscarlo, vosotros por el momento manteneros a salvo aquí y no hagáis ninguna estupidez hasta que no averigüemos si realmente hay alguna manera de dejar de ser lo que eres – nos dijo Dante antes de marcharse.

No discutimos con él y directamente pasamos al jardín delantero del chalet. Nada más traspasar la puerta sentí como algo vibraba dentro de mi durante varios segundos. Pude ver que ese algo estaba traspasando a Chris con mucha más virulencia. El demonio intentó que su dolor pasara desapercibido, pero no lo consiguió.

  • Es un mecanismo de defensa de la casa, los demonios sufren descargas cuando cruzan la linea, solo si es tocado por uno de los dueños estas se detienen – me dijo Nathan mirando impasible al demonio.
  • ¿Qué estas haciendo? - pregunté golpeándole el brazo – tócalo ya de una vez – le regañé. El vampiro salio de su ensimismamiento con una triunfal sonrisa y tocó de mala gana el hombro de Chris.
  • Cuando todo esto termine voy a arrancarte la garganta – gruñó Chis cayendo de rodillas al suelo.
  • Nadie va a matar a nadie ni ahora ni en un futuro – dije sin más mientras seguía a Nathan a través del pequeño camino de losas blancas.

Nada más traspasé la puerta sufrí otra especie de dejavu o superposición de realidades y vi el cuerpo de una mujer ensangrentada, no podía ver su rostro, pero era tan real como si estuviese allí en ese momento.
Volví a marearme y esa vez fue Chris quien evitó que me estrellara contra el suelo. El miedo se apoderó de mi y una sensación de culpa y pena me inundó. Conocía a esa mujer y me había destrozado su muerte. Me abracé fuerte al demonio y hundí mi cara en su pecho. Sentí como Chris me rodeaba con sus brazos y comencé a llorar con un sonido desgarrador.
Podía escuchar a ambos hombres preguntando que me ocurría, a Nathan intentando separarme de Chris y yo luchando por seguir hundida en su pecho.
El sentimiento de perdida de esa mujer comenzó a disiparse poco a poco y me escuché a mi misma respirar de nuevo con normalidad.
Sabía que ese cuerpo no estaba allí, pero fui apartando la cara del pecho de demonio poco a poco y con cuidado, con mis ojos centrados en ese punto entre el pasillo y la cocina.

  • ¿Qué ha pasado? - me preguntó Chris cogiéndome del rostro y haciéndolo girar para que enfrentara sus ojos azules. Me sentí tranquila y segura abrazada a él y ni siquiera me plantee moverme.
  • He visto... - dije con un hilo de voz. Me aclaré la garganta mientras él limpiaba mis lagrimas con sus pulgares – el cadáver de una mujer rubia... alguien a quien yo quería... no sé bien quien era... no lo recuerdo todo con mucha nitidez...es como si esos recuerdos vinieran del subconsciente, es como si se activaran con algún detonante... cuando mi yo actual ve algo que ha visto anteriormente y recuerda las cosas más significativas... - intenté explicarme como pude pero no fui capaz.
  • Era mi madre – me dijo Nathan – la que has visto en el suelo – aclaró. De inmediato me di la vuelta hacia donde estaba él y enfrenté sus ojos. Estaban muy tristes y preocupados.
  • ¿Yo conocía a tu madre? - pregunté absurdamente pues ya sabía la respuesta.
  • Si... y estabas aquí el día que la mataron – escupió con mucho dolor en cada una de las palabras que salieron por su boca.
  • Lo siento mucho... - realmente no sabía que más decir.
  • Fue hace mucho tiempo – se escudó volviendo a recomponerse – hoy debes estar muy cansada, así que es mejor que esperemos a mañana para volver a intentar que recuerdes – me dijo acariciando mi rostro con ternura.
  • ¿Hay alguna habitación de invitados? - pregunté asumiendo por el tamaño de la vivienda que era probable que hubiera más de una.
  • Si, puedes alojarte en la mía – dijo Nathan.
  • Subiendo las escaleras la tercera puerta a la derecha – dije sin darme cuenta de que mi boca estaba escupiendo esas palabras así, sin mas. No era la primera vez que dormía en esa habitación... pensé incomodándome un poco. ¿Era posible que recordara algo cuando entrara?
  • En esa prefiero dormir yo – dijo Chris, borrando la sonrisa triunfal que se había dibujado en el rostro de Nathan.
  • Hay otra en el sótano para ti – escupió el vampiro – ¿o es posible que tengas miedo de algo? - preguntó divertido – Estas temeroso de que Norah recupere sus recuerdos – le pinchó el vampiro.
  • No me importa si recupera o no la cabeza, me es indiferente – contestó el demonio con mucha ira en la voz.
  • Me voy a dormir que estoy muy cansada – dije sin hacer mucho caso a sus trifurcas. Fui derecha al dormitorio que me había dicho Nathan y a medida que subía las escaleras, escoltada en todo momento por el demonio y el vampiro, tenía ese sentimiento extraño de que todo lo que me rodeaba se sentía demasiado familiar. Llegué a la puerta del dormitorio, presioné el picaporte y se abrió sin hacer ni un solo ruido. Una preciosa cama blanca con dosel me daba la bienvenida.

La habitación parecía haber sido diseñada por mi, En las paredes colgaban fotografías de Nueva York y algunas otras de la casa, la mujer rubia que había visto salia en una de ellas jugando con una niña pequeña que simplemente deduje que era Violet.
En otra fotografía a blanco y negro salían Nathan y su hermano concentrados mientras terminaban una partida de ajedrez.
Esas fotos eran mías estaba completamente segura de eso.

  • ¿Recuerdas algo mas? - preguntó Nathan. Hasta ese momento no me di cuenta de que los tres habíamos estado conteniendo el aliento.
  • No, no recuerdo nada, pero estoy segura de que esas fotografías las he hecho yo – le contesté señalando las paredes.
  • Estas en lo cierto – me dijo sonriéndome con ternura. Era tan guapo que me quedé prendada por unos minutos que se hicieron eternos. Sus labios... su pelo... su olor... todo me resultaba embriagadoramente atractivo.
  • Esta bien, vamos a descansar, mañana seguís con las miraditas apasionadas – zanjó Chis, empujándome hacia dentro del dormitorio y arrastrando a Nathan con él.
No recuerdo muy bien cuando me metí en la cama, o cuando me quedé dormida, solo recuerdo que todos los músculos de mi cuerpo se relajaron a la vez y caí sumida por completo en los brazos del dios Morfeo.

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