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sábado, 23 de agosto de 2014

¿Qué pasó mientras Norah estaba inconsciente?






Capitulo 50,5


Estaba corriendo por todo Nueva York a las tres de la mañana, dos demonios pisándome los talones, conseguía despistarlos con algunos pequeños trucos, un reflejo por aquí, un sonido por allá, pero no era capaz de librarme de ellos.
Si me atrapaban iba a estar metida en serios problemas.
Me había quedado esa noche sola ocultándome en el piso de mi madre y llorando sobre su foto cuando sentí como alguien subía a toda velocidad por las escaleras de incendio del edificio y había salido corriendo de allí sin un rumbo fijo, corrí como loca por todas las calles de la ciudad y ahora estaba atrapada en una oscura nave a las afueras de Queens. Estaba atrapada, ergo, estaba muerta.

  • No queremos hacerte daño – gritó uno de ellos demasiado cerca de mi posición.
  • Necesitamos tu ayuda, es muy urgente – añadió el otro. ¿Realmente pensaban que les iba a creer?

Les escuché como removían cajas y muebles muy cerca de donde estaba agazapada , cogí un afilado palo que había junto a mis pies y opte por intentar enfrentarme a ellos.

  • ¡No os acerquéis! - les grité nerviosa.
  • Tranquila – suplicó uno de ellos. No parecía tan fiero como me lo había imaginado. Era rubio y aun en la oscuridad de la nave pude distinguir unos preciosos ojos verde esmeralda.
  • Necesitamos que vengas con nosotros ahora – instó el otro hombre situándose a gran velocidad junto a mi. Me asusté al ver sus oscuros ojos azules y su ferocidad - ¿Que piensas hacer con eso? - preguntó con una sonrisa mientras observaba el palo.
  • Clavármelo – le dije sorprendiéndole y situando la punta sobre mi corazón. Sus ojos se agrandaron con sorpresa y miró con una amarga sonrisa a su compañero.
  • Esto me recuerda a alguien... - le dijo con un extraño sentimiento en su voz.
  • Necesito que salves a mi mujer – me rogó el demonio de ojos verdes. Sus palabras captaron mi atención.
  • ¿Yo? - pregunté sorprendida – os habéis confundido de persona – les aseguré.
  • No nos hemos confundido y por lo que veo no somos los únicos que te buscan, ademas tenemos un libro donde pone lo que tienes que hacer – dijo el demonio moreno. En ese momento cuatro hombres entraron en la nave y nos atacaron.

Me agazapé bajo una mesa de metal y ví como mis agresores luchaban contra los nuevos intrusos.
Los gritos y los golpes iban a más y pude ver como el demonio rubio caía al suelo. Estaba a punto de morir cuando el otro hombre le gritó.

  • Deja de esperar y conviértete de una vez en un vampiro o no vamos a salir de aquí – gritó mientras golpeaba fuertemente el pecho de un atacante. Miré fijamente a los dos hombres y usé mis poderes para tantearlos... me había confundido con el rubio, efectivamente no era ni siquiera un vampiro completo, sentí como su aura cambiaba y su rostro palidecía. Acababa de ser testigo de la conversión de un vampiro.

Luego todo paso deprisa y para mi sorpresa los dos hombres consiguieron hacerse con los intrusos.
Sin darme muchas explicaciones me agarraron y salimos los tres corriendo de aquella nave.
No supe por qué demonios les seguí, pero algo me decía que iba a estar mas segura con aquellos hombres que sola en esa nave.
Nos subimos a un cámaro antiguo y corrimos a toda velocidad dirección el Bronx.

*

Entramos a un edifico destartalado, muy parecido a los que salían en las noticias cuando hablaban sobre tiroteos y bandas armadas.
Nada mas entrar tuve un sentimiento muy fuerte y vi el hilo del destino del demonio moreno brillar con fuerza.
Ambos se precipitaron hacia una de las habitaciones y yo obediente les seguí.

Había una preciosa mujer tumbada moribunda sobre la cama. Mire rápido a mi alrededor pero no vi ningún shinigami, aun asi no parecía ser su destino la muerte. Era extraño... si no era su destino y un shinigami no estaba implicado ¿Por qué se moría?
El hilo del demonio se junto con fuerza con el de la mujer.

  • ¿Pensé que me habías dicho que venia a salvar a tu mujer? - le pregunté al vampiro, que ahora si se sentía como un vampiro completo.
  • Y es mi mujer – contestó enfadado. No quería meter más la pata por lo que opté por no rebatirle.
  • Vale... lo que tú digas – le dije acercándome hacia la cama.
  • ¿A que te refieres? - preguntó el demonio y como le tenía un poco de miedo decidí contestarle.
  • Pues... que esta mujer tenía el destino ligado a él, pero también hay un hilo que la une a ti... es algo extraño, es la primera vez que veo dos destinos en una misma persona – expliqué.
  • Vamos tienes que curarla no podemos perder mas tiempo hablando de eso – instó el vampiro bastante cabreado. Eso era un triangulo amoroso en toda regla.
  • No se como hacerlo, ¿Dónde tenéis el libro del que me hablasteis? - pregunté.
  • No lo han conseguido, todavía no se han hecho con él – reconoció el rubito.
  • ¡Haz lo que sea se supone que tienes que hacer, tú eres quien tiene que ayudarla! – me gritó.
  • ¡No sé que hacer! - respondí casi llorando – ¡no sé como hacerlo! ¿Qué queréis de mi?¿Quien es esta mujer? - pregunté fuera de mí y nada mas decir eso el cuerpo de la mujer comenzó a dar sacudidas.
  • ¡Haz algo ya que la vamos a perder! - instigó de nuevo el vampiro.
  • No sé que es lo que pensáis que soy, pero no soy un medico mágico ni nada de eso, si ni siquiera soy un jinsey completo – dije mirando como la mujer se moría delante de mi, comencé a ver la sombra de  la muerte sobre ella, cada vez era mas clara, su capucha y su guadaña salían de su dimensión para llevársela.
  • El shinigami la dijo que para que dejara de ser una quimera necesitaba a alguien como tú – gritó alguno de los dos, yo estaba concentrándome en no desmayarme. Cada maldita vez que había visto a la muerte había caído a plomo, mi mezcla de jinsey no era lo suficientemente poderosa como para poder ver a la muerte cara a cara y no sufrir consecuencias.
  • ¡¿Por qué no me habéis dicho que es una quimera?! - Les grité al poco de asimilar sus palabras.
  • ¿Habría cambiado algo? – preguntó el vampiro.
  • Si, idiota – contesté maldiciéndoles por lo bajo. Ahora si sabia lo que tenia que hacer... y era lo mismo que quería Olivia que hiciera la jinsey que habían secuestrado hacia una semana... ¿Trabajaban para ella? No, no parecía muy probable.
  • ¿De que hablas? - preguntaron, no les hice caso, cogí el palo afilado que sorprendentemente seguía llevando encima y me rasgué la muñeca. Inmediatamente la puse sobre la boca de la mujer. Mi sangre  no era pura, por lo que no era el humo blanco que solía ser la de mi madre, pero aun siendo roja seguía teniendo un ligero humo que la delataba como una mezcla.
  • Ahora es tú turno demonio, tienes que matarla – le dije.
  • Ni hablar, ¿De que demonios hablas? - preguntó el vampiro agarrándome por los brazos y poniéndome un paño en la muñeca.
  • Solo sé que este es ritual para ir al cielo – expliqué – es el ritual que ha perseguido siempre esa demonio loca que asesino a mi madre.
  • No queremos ir al cielo, queremos que deje de ser una quimera para que Olivia o cualquier demonio como ella intente hacerse de nuevo con ella – explicó el demonio.
  • El libro del que hablabais... el libro de la bruja... ¿Acaso no lo habéis leído? - pregunté asombrada.
  • Solo teníamos la primera parte...
  • La única forma de dejar de ser una quimera es morir como quimera y renacer en la siguiente vida como lo que desees – Les dije dejándoles de piedra.
  • Tengo una idea mejor – contestó el demonio acercándose a la mujer y mordiendo su cuello.

La muerte entró de golpe en la pequeña habitación y como era costumbre yo me desmayé.

*

Abrí los ojos poco antes de que la quimera se despertara, ya no se sentía como tal, era un demonio, un demonio completo ¿Que persona normal quiere renacer como un demonio? ¿Como era posible que no hubiera muerto? Su renacimiento debía de haber sido en su próxima vida, no ahora...
La mujer estaba hablando con ellos incluso se les había lanzado para atacarlos, pero yo estaba inmersa en mis pensamientos e instintivamente me había situado detrás del tal Chris.


  • ¿Quien es esa mujer? - preguntó esa vez sacándome fuera de mis cavilaciones y enfrentando mis ojos. Un escalofrió de miedo me recorrió todo el cuerpo.
  • Es quien te ha salvado la vida, se llama Mia y es una mestiza de Jinsey – las palabras del demonio la dejaron atónita. La mujer y yo nos miramos de nuevo. ¿Como sabían ellos mi nombre? Prefería no preguntar.
  • Gracias – me dijo con aparente tranquilidad, luego para mi sorpresa se me echó encima. El demonio estuvo mas rápido y la noqueó antes de que me tocara.


Vaya un día de locos.......

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